Alcalá la Real

San Isidro, una romería que recobra vida

Unas 150 personas han tomado parte este lunes, 15 de mayo, en una de las fiestas con mayor arraigo y tradición dentro del calendario festivo de nuestras aldeas

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Romería de San Isidro Labrador.

Romería de San Isidro Labrador.

Romería de San Isidro Labrador.

Romería de San Isidro Labrador.

Romería de San Isidro Labrador.

Mayo tiene plagado su calendario de fiestas y celebraciones en las aldeas alcalaínas, pero hay una fecha que destaca sobre todas las demás. Es la romería de San Isidro Labrador, que hoy ha vuelto a vivirse de forma intensa en las Caserías, en este lunes, 15 de mayo que, pese a no ser festivo, ha congregado a numerosos vecinos, muchos de la propia aldea, otros procedentes de Alcalá, los cuales no han querido, sin embargo, faltar a una jornada tan llena de buenos recuerdos y añoranza.

Romería de San Isidro Labrador.

Unas 150 personas han tomado parte, de hecho, en la celebración, acompañada de un tiempo espléndido, soleado pero fresco, ideal para el disfrute en el campo, que es la esencia misma de esta fiesta. En una carpa montada junto a la ermita del titular se han celebrado los actos litúrgicos en honor del santo protector del agro, que a buen seguro habrá escuchado este año más de una plegaria pidiendo el pronto advenimiento de la lluvia, tan necesaria como escasa durante lo que llevamos de primavera. El acto ha sido amenizado por un coro rociero y tras la misa ha tenido lugar la tradicional procesión.


Romería de San Isidro Labrador.

Javier Rubio, a cuya cortesía debemos las bellas imágenes que ilustran este artículo, ha compartido a través de redes sociales algunas de los recuerdos y vivencias que guarda de esta fiesta, tan señalada en el imaginario alcalaíno. “Cuando era pequeño y el día de San Isidro era una jornada festiva en Alcalá, desde temprano la gente se reunía alrededor de la ermita y tendía las mantas bajo los olivos para echar una jornada en el campo. La noche anterior o muy de madrugada se preparaban las viandas para degustar al aire libre: tortilla de patatas, de collejas, chuletas, filetes empanados, boquerones fritos, chorizo, salchichón, jamón, queso, remojon de patatas, de pimientos, que rico estaba todo después de estar la mañana entera correteando con otros niños, a rienda suelta por todos lados”.

Romería de San Isidro Labrador.

“Al mediodía cuando, nos entraba hambre, acudíamos al lugar donde tus padres habían sembrado la manta bajo el olivo, no sin antes dar unas pocas vueltas porque a veces no se recordaba el sitio exacto. Entonces tu madre sacaba el pan, abría la fiambrera y sacaba las bebidas frescas de la nevera portátil y, todos a comer tendidos en el suelo sobre la manta. Después de almorzar los padres solían echarse la siesta y nosotros seguíamos con nuestros juegos y correrías”.

Romería de San Isidro Labrador.

“Recuerdo que por entonces había muchos vendedores ambulantes de chuches o caramelos, pipas y avellanas, como solían anunciarse. En sus carritos llevaban de todo lo imaginable... chuches, frutos secos, bolitas de anís, pequeños juguetes, globos, caretas de cartón, petardos y hasta tabaco. A veces hacían pequeños sorteos de lotes de productos que llevaban en sus cestos o carritos, repartían entre los asistentes las cartas de una baraja española (previo pago de la carta, claro está), y después, una mano inocente sacaba una carta de otra baraja, la persona que tenía la carta agraciada era el ganador del premio”.

Entrañables memorias de otros tiempos, de los que, al menos, queda la tradición viva de la romería, que es, en el fondo, la esencia de un mundo que aún pervive, el de nuestras aldeas y sus tradicionales, muchas veces mantenidas gracias al empeño y tesón de aquellos cuyas raíces se mantienen, profundas, ligadas a sus orígenes.

 

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