El arranque de Tú también lo harías es estupendo: unos atracadores secuestran a los pasajeros de un autobús y les obligan a entregarles todos sus móviles y contraseñas para acceder a sus cuentas bancarias y a sus perfiles en redes sociales. De un lado les dejan sin pasta y, del otro, acceden a sus vidas personales para ejercer una amenaza constante y así evitar que les delaten. Sin embargo, algo sale mal y los tres atracadores terminan abatidos en el interior del vehículo por un pasajero que huye a pie sin dejar rastro.
En este sentido, y pese a contar con un competente y desaprovechado reparto (Ana Polvorosa, Pablo Molinero, Michelle Jenner, Paco Tous, José Manuel Poga, Xavi Sáez, Ana Wagener, Elena Irureta), la nueva serie de Disney+ ya establece desde el inicio que la auténtica estrella de la función es el guion, tanto en su vertiente dramática y de suspense, como en el planteamiento narrativo, muy similar al empleado por Spike Lee en la excelente Plan oculto, puesto que son los testigos los que van describiendo qué es lo que ha ocurrido en el interior del autobús, pero todos sabemos que alguno miente o está implicado en el desenlace de los hechos.
Y sin embargo, todo queda ahí, ya que el desarrollo posterior demuestra pericia y habilidad para entretener al espectador despreocupado, cuando en realidad lo que hace en todo momento es someter a su argumento a un tour de force en el que lo inverosímil no parece tener límites, porque lo termina siendo la historia y también algunos de los personajes principales.
Ya no se trata solo de una cuestión de verosimilitud, sino de la propia progresión de las subtramas, tanto la de la investigación periodística como la que gira en torno al supuesto justiciero, que termina convertida en un adorno sin sustancia, apenas un relleno para alargar la producción hasta los ocho capítulos, del mismo modo que el protagonismo del cabecilla es testimonial y casi limitado a abrir la opción a una segunda temporada.
Creada por David Victori (director de las películas El pacto y No matarás) y Jordi Vallejo, su puesta en escena resulta algo descuidada, sobre todo en las secuencias de acción al aire libre, convencidos de que la fuerza de su trabajo reside en este caso en lo que están contando y en las trampas y guiños necesarios sobre lo que están contando, aunque quede la sensación de que nos toman el pelo.
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