Los martes y jueves, entre esféricos redondos, espinilleras y la cotidianidad futbolística a la que nos tiene acostumbrado el campo de la Bazán, se cuelan balones naranjas y ovalados. Un grupo heterogéneo de todas las edades y géneros practican un desconocido deporte para el público general, pero que ha irrumpido con fuerza. El flag football ha llegado para quedarse y formar parte del ecosistema deportivo de San Fernando.
Ismael Mengíbar, presidente, ‘quarterback’ y fundador del equipo junto a José Manuel García, recibe a este medio en el entrenamiento para charlar, y explicar el funcionamiento del club y este deporte. “Lo que más me gusta es lo diferente que es a cualquier otro deporte. Es un deporte de ataque y defensa bastante atractivo, tanto para el espectador como el jugador, esto lo convierte en un juego muy visual y dinámico”, afirma.
Este proyecto, registrado en la Junta de Andalucía desde diciembre de 2021, empezó, prácticamente, sin pensarlo. “Todo comenzó porque Ismael y José Manuel -los principales artífices de todo esto- son grandes apasionados de la NFL, y les dio por quedar en el Parque del Oeste para lanzarse la pelota. Cuando nos quisimos dar cuenta, pasamos de ser cuatro o cinco a doce, gracias a las redes sociales. Ellos conocían la variante del flag football y empezamos a practicarlo. Poco a poco nos fue entrando el gusanillo de competición y nos informamos para hacerlo”, cuenta Abraham, jugador y vocal del SFdo49ers.
La diferencia principal entre fútbol americano y flag football es que en vez de golpear al adversario y placarle para terminar la jugada, hay que quitarle una bandera (flag) de mínimo 38 centímetros de largo que los jugadores llevan en ambas partes de la cintura. Otra gran disimilitud –entre otras varias- es que no se utiliza las pesadas protecciones. Este deporte se creó como una forma de entrenar a los niños antes de enfrentarse al desafío del tackle football, ya que en el contacto es mínimo y se pone más énfasis en los pases y sus jugadas. “Ahí está el potencial de este juego. No se prioriza el físico; se premian otras cosas, como la agilidad y la colocación. Es para todos y todas, independientemente de la condición física de cada jugador, y no existe ningún tipo de contacto que pueda acabar en lesión, lo cual llama mucho la atención de padres y los niños, que no se asustan”, explica Mario García, monitor extraescolar en el CEIP Vicente Tofiño de esta modalidad. El éxito de participación en esta actividad en el colegio ha sido sorprendente. Son cada vez más los centros educativos que lo están añadiendo a sus programas.
Este deporte es muy inclusivo. En el equipo hay dos chicas compitiendo, pero en las dinámicas de entrenamiento son seis. Julia, una de ellas, da su punto de vista de cómo es competir junto a hombres y mujeres y su historia: “Un pariente mío fue a uno de los primeros entrenamientos que hicieron y los etiquetó. Me gustó mucho la iniciativa y por apoyarla los empecé a seguir. Unos meses después, tuve un día de perros y no sé cómo ni por qué decidí ponerme en contacto con ellos para probar, el resto es historia. Al ser un deporte muy amateur la diferencia de género no es tan significativa, cuenta más las habilidades físicas de cada uno y la experiencia que tenga tanto en el flag football como en otras disciplinas deportivas. En el equipo la jugadora más joven tiene apenas 16 años y los más veteranos llegan a los cincuenta. No obstante, estamos todos deseando que se nos unan algunas chicas más y poder lanzar el equipo femenino. Desde la directiva se ha creado un ambiente fabuloso, entre diversión y competitividad; me siento muy orgullosa de formar parte de esto”.
La respuesta a la pregunta de cuál es su objetivo a corto plazo, es contestada escuetamente y con un cierto tono de orgullo en su voz: “Ya lo hemos cumplido”, dice Ismael. “Esta temporada, nuestro objetivo era hacer un grupo mínimo de 15 jugadores; actualmente, hay 26 jugadores en plantillas, de los cuáles 20 tienen licencia para competir”.
Más a largo plazo tienen otros proyectos, pero dependen también de factores externos y del propio crecimiento de este juego. “Aunque tengamos ya a siete niños en la cantera, el problema es que para jugar contra otros equipos de su misma categoría se tienen que marchar fuera de Andalucía -el equipo sub-11 más cercano se encuentra en Badajoz-; cuanto más crecimiento haya, más nos conviene a nosotros también. Los otros dos objetivos son crear un equipo sub-17 y registrar un equipo femenino completo”, expone el presidente.
El tema económico es otro de los aspectos a mejorar. “No recibimos ningún tipo de ayuda o subvención. El único dinero que entra en las arcas del club es el dinero de los socios. Nos gustaría rebajarlo, porque entendemos que es una barrera para muchos, y así no ayudamos al crecimiento. Cada jugador paga 250 euros la temporada”, puntualiza.
Actualmente, compiten en la Liga Andaluza. Esta Liga está conformada por 16 equipos, que se dividen en dos grupos: Andalucía Occidental (Huelva, Sevilla, Córdoba y Cádiz) y Andalucía Oriental (Granada, Almería, Jaén). La Liga finalizó la temporada pasada, y los resultados han sido muy buenos. Cuartos, han estado a una plaza de clasificarse para la Final 6, que les enfrentaría contra los tres mejores equipo de Andalucía Oriental. Habrá que ver si la próxima campaña pueden entrar y luchar por proclamarse campeones de la categoría Open.
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