Hopper dejó papeles para el recuerdo en "El amigo americano" (1977), de Wim Wenders, "Apocalypse Now" (1979) y "Rumble Fish" (1983), de Francis Ford Coppola, y "Terciopelo azul" (1986), de David Lynch, además de otros títulos populares como "Hoosiers: Más que ídolos" (1986), "Amor a quemarropa" (1993) y "Speed (Máxima velocidad" (1994).
Fue candidato al Óscar en dos ocasiones, al mejor guión original por "Easy Rider" y al mejor actor de reparto por "Hoosiers", y en 2008 coincidió con Penélope Cruz en "Elegy", dirigida por Isabel Coixet.
En 2002 recibió el Premio Donostia del Festival de Cine de San Sebastián, un galardón entregado por su amigo y cineasta Julian Schnabel, quien lo definió como "modelo de lo iconoclasta".
"Transformó Estados Unidos en Estados Alterados", dijo Schnabel al referirse al impacto social de "Easy Rider", un filme que causó un profundo impacto en la sociedad de su tiempo "al retratar su espíritu".
Esa fue su ópera prima como realizador, con la que ganó el premio a la mejor película de debut en el Festival de Cannes y la que le situó en los anales del cine.
"Como todos los artistas, quiero engañar un poco a la muerte y contribuir con algo a las siguientes generaciones", afirmó el actor en 1997. Y lo consiguió.
En "Easy Rider" dos hombres de Los Ángeles (Peter Fonda y él) se echan a la carretera en unas Chopper camino de Nueva Orleans mientras descubren la otra realidad de EEUU, un país que sueña con la libertad al ritmo del "Born to be Wild", de Steppenwolf, mientras se mantiene la pesadilla de Vietnam.
La banda sonora del filme, compuesta por temas míticos como "I Wasn't Born to Follow", de The Byrds, o "If Six Was Nine", de Jimi Hendrix, es una de las famosas de todos los tiempos.
Hopper se había labrado hasta entonces una carrera como actor en numerosas series y películas para televisión, que le facilitaron pequeños papeles en cintas como "Rebelde sin causa" (1955) y "Gigante" (1956), en las que entabló una gran amistad con James Dean.
Tras "Easy Rider" abrazó el cine definitivamente para convertirse en uno de los grandes secundarios del cine actual, a pesar de que su segunda obra como realizador, "The Last Movie" (1971), fue un sonoro fracaso, en parte debido a sus problemas con las drogas y el alcohol.
"Por entonces bebía dos litros de ron al día y guardaba un poco junto a mí en caso de que se acabara; tomaba 28 cervezas al día y tres gramos de cocaína sólo para mantenerme en pie", dijo el actor en 2001. Por entonces llevaba 18 años sin probar una gota de alcohol.
En los últimos tiempos Hopper, que además del cine cultivó la pintura y la fotografía, aficiones que venía practicando desde finales de los 60 -fue objeto de importantes retrospectivas en museos de Amsterdam o Viena-, había solicitado el divorcio de su esposa, Victoria Duffy, con quien llevaba casado 14 años.
La pareja tenía una hija en común, Galen, de seis años. El actor había solicitado la custodia legal compartida.
Victoria era la quinta mujer de Hopper, aunque su matrimonio duró mucho más que los cuatro anteriores del actor, que incluyó uno de ocho días con Michelle Philips.
Sus otras esposas fueron Brooke Hayward (1961-1969), Daria Halprin (1972-1976) y Katherine LaNasa (1989-1992), con las que tuvo un hijo con cada una.
El intérprete recibía tratamiento desde octubre para el cáncer a través de un programa especial de la Universidad del Sur de California (USC), de Los Ángeles.
Inmediatamente antes, Hopper había concluido la grabación de la segunda temporada de la serie "Crash", basada en el filme ganador del Óscar a la mejor película en 2005
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