Andalucía

Corsevilla, la singularidad de la dehesa ganadera andaluza

Llevan un cuarto de siglo comercializando corderos de la dehesa de la Sierra Norte de Sevilla, aunque su producción se ha ampliado al cerdo ibérico y a los quesos puros de cabra. Con casi 500 socios, su singularidad está en la dehesa y en el cooperativismo

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  • Un operario trabaja en la fabricación de los quesos puros de cabra en las instalaciones de Corsevilla. -
En estos tiempos que corren, en los que o te diferencias o te quedas sin hacer negocio, explotar la singularidad también es una estrategia de mercado. Lo bueno es cuando el elemento diferencial es algo natural pero influido por el hombre, porque esa es parte de la esencia de la dehesa, el bosque mediterráneo pero transformado por la acción del hombre. En ese espacio natural, entre encinas y alcornoques, hay una ganadería específica, principalmente el cerdo ibérico, aunque también el ovino, el caprino y el vacuno, en la que ha encontrado la diferencia la cooperativa Corsevilla, que lleva 25 años haciendo de la dehesa su singularidad propia.

“La dehesa no puede competir por cantidad sino por calidad”, afirma contundente el gerente de Corsevilla, Juan Luis Mariscal, que recorre el cuarto de siglo de esta cooperativa describiendo cómo su historia está en la propia singularidad del sistema de dehesa. Aunque ellos comenzaron comercializando el cordero, tiene claro que la especie que mejor se adapta a este espacio natural “de difícil definición” es el cerdo ibérico, cuya transformación pasó a ser parte de sus productos hace diez años.

En la dehesa de la Sierra Norte de Sevilla, hace veinticinco años, alrededor de un centenar de ganaderos decidieron unirse para comercializar sus corderos. “Entonces había buenas expectativas para el cordero con la entrada en la Comunidad Económica Europea, que produce menos carne que la que consume”, algo que vieron varias cooperativas del sureste peninsular que solían vender sus productos a los mataderos del centro de España.

Desde Cazalla de la Sierra fundaron su cooperativa, en pleno parque natural, para comercializar uno de las especies que habitan en el sistema de dehesa, aunque tres años después ya habían decidido construir su fábrica de piensos para garantizar el suministro de una alimentación uniforme y de calidad a sus corderos, además de otros servicios como los veterinarios. Y adaptados a la dehesa, tocaba el tiempo del cerdo ibérico, por lo que en el año 2000 comenzaron a comercializar productos transformados de la especie propia del lugar, además de los quesos puros de cabra. Asentados ya en su sector, el último paso lo dieron hace pocos meses, constituyendo una cooperativa de segundo grado, Cordesur, junto a otras cuatro cooperativas (entre ellas Covap) para ganar dimensión ante el mercado.

Si el hito más importante de Corsevilla fue que los ganaderos se unieran hace 25 años, que se convencieran de que era mejor la colaboración a que “cada uno fuera por su lado”, como apunta Mariscal, esa apuesta por el modelo cooperativista continúa en la actualidad aprovechando la doble singularidad que tienen: la de la dehesa y la de la propia cooperativa.

Las singularidades

Un hombre, un voto; si hay una baja se devuelve el capital social; la remuneración es fija... “Eso nos distingue pero en actividad somos iguales”, apunta Mariscal para recordar que la cooperativa no es una empresa sin ánimo de lucro, sino que tiene que buscar la optimización de los recursos, competir en los mercados y ganar beneficios, todo buscando lo mejor para sus asociados, en formación y en rentabilidad.

Y su especialización la han encontrado en el sistema de la dehesa, singular por si misma. La mayoría de sus socios (480) tienen sus explotaciones dentro de los límites del Parque Natural de la Sierra Norte de Sevilla, aunque algunos proceden de Badajoz, de Cádiz y hasta de Loja, en Granada. Operan con la marca Parque Natural y poseen el sello Calidad Certificada, identificaciones que Mariscal reconoce obligan a una calidad y control muy altas, “a hacer las cosas muy bien” pero que facilitan “que te conozcan, participar en ciertos eventos y a tener un buen nombre ante los consumidores”.

Pero la dehesa, al ser un sistema extensivo y no intensivo, como otras explotaciones ganaderas, “no puede competir en cantidad sino en calidad”. Por eso la especialización y la calidad son la base de su trabajo, mejorando la rentabilidad de los propietarios pero teniendo claro que “jamás podría ir a la deslocalización”, que su valor añadido es la propia riqueza de la comarca.

El mercado principal de Corsevilla es nacional, distribuyen a toda España, pero tienen épocas del año en la que sus clientes llaman un poco la atención: crece la demanda desde Italia las semanas previas a la Semana Santa porque tienen la costumbre de comer cordero en esas fechas y, con el fin del Ramadán, hay peticiones expresas desde Marruecos, aunque Mariscal reconoce que es un mercado distinto porque prefieren más el carnero que el cordero, de forma que los animales que vayan a ir destinados a ese mercado tienen que ser de mayor edad, por lo que hay organizar la partida con dos o tres meses de antelación. La especialización hasta en el producto que venden.

En la actualidad, Corsevilla comercializa carne de cordero y cabrito, lana, quesos de leche de cabra, productos de cerdo ibérico (jamones, paletas, lomos) y facilita a sus socios los suministros que necesitan: piensos compuestos, medicamentos, material ganadero, etc. Y les asesora sobre las técnicas más idóneas de producción e integra plenamente tres factores claves: producciones ganaderas extensivas, comercialización de productos y respeto a la naturaleza.

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