Es el caso de la Universidad de Santiago de Compostela, donde los apuros económicos han obligado a sus autoridades académicas a realizar “recortes muy importantes” en su oferta, de un 50% en relación a 2009, según confirmó a Efe Pablo Sampedro, director del Área de Cultura y coordinador del programa formativo estival.
Si en 2009 la universidad gallega celebró 72 cursos, este año la oferta se ha rebajado a casi la mitad, 37, debido, sobre todo, a la retirada de patrocinadores, “afectados también por la crisis”, se lamenta Sampedro, y a las dificultades para encontrar otra alternativa financiera.
En la UNED han tenido mucha más suerte, pues su principal patrocinador, el Banco Santander, ha mantenido su apoyo financiero.
“La crisis no nos ha afectado, sorprendentemente”, señala Consuelo Gómez López, directora de los cursos de verano de esta universidad, que celebrará su XXI edición.
No obstante, y conscientes del momento delicado que vivimos, la UNED ha congelado los precios de las matrículas para los alumnos interesados en sus 160 cursos, ocho más que el año pasado, cinco de los cuales estarán dedicados al análisis de una situación que se ha agravado en las últimas semanas.
En otra universidad madrileña, la Politécnica, que celebra este año la sexta edición de sus cursos de verano, con sede en la localidad segoviana de La Granja de San Ildefonso, han encontrado también “dificultades”, reconoce su rector, Javier Uceda, para mantener el número y el nivel de la oferta académica estival.
La más veterana de la universidades con experiencia en cursos de verano, la Internacional Menéndez Pelayo, que los inició en 1933, no sólo ha tenido la fortuna de no tener que recortar su programación, “sino que la hemos incrementado un poco”, declaró a Efe su rector, Salvador Ordóñez. Eso sí, se han congelado los honorarios de profesores y colaboradores.
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