Andalucía

El sueldo de Griñán y el debate de los recortes

El rifirrafe entre el presidente y Arenas empaña la repercusión de las medidas del Gobierno central

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  • El grupo parlamentario de IU pidiendo que los recortes vayan a la banca, los especuladores y a la Iglesia. -
El tema central de la sesión de control en el Parlamento andaluz fue la repercusión del recorte presupuestario planteado por el Gobierno central aunque sólo sirvió para evidenciar que la Junta lo aplicará a todo el sector público de la Comunidad y que los sueldos de Griñán y Arenas pueden empañar cualquier seriedad en un debate político. Por un euro.

Andaba el debate entre el presidente de la Junta y el líder de la oposición enfrascado en las medidas de austeridad que el popular le volvía a reclamar a Griñán (en las que incluyó todas las propuestas que Mariano Rajoy le hizo el miércoles a José Luis Rodríguez Zapatero) cuando se toparon con los sueldos de los altos cargos y diputados, descenso en el que todos los partidos están de acuerdo -de hecho PP y PSOE polemizan por quien presentó antes la idea de que fuera un 15%- y que llevarán a efecto en cuanto lo apruebe la Mesa del Parlamento.

Griñán le echaba en cara a Arenas que, contando sus dos sueldos, el de senador y el de parlamentario andaluz, ganase más que el propio presidente de la Junta, a lo que el líder popular le contestaba invitándole a llegar un acuerdo con los socialistas para que el jefe de Gobierno andaluz ganase lo mismo que un senador. “¡Déjese de teatro!” le pedía Arenas a Griñán mientras éste desde su escaño le decía “un euro menos”.

“Lo que yo decía era que usted se lo bajara, no que yo me lo subiera”, le replicaba Griñán para recordarle que un director general madrileño, por ejemplo, ganaba un 10% más que el presidente andaluz, y que con sus propuestas de reducir consejerías pero trasladándolas a Málaga generaría “tres veces más gasto” y sólo pretende “halagar el oído” por donde va.

Griñán confirmó que se reducirán los sueldos en todo el sector público empresarial andaluz, tanto el 5% de los funcionarios como el 15% de todos los altos cargos de la Junta y de sus empresas, pero dejaba claro que el 23,5% del asalariado andaluz es público frente a otras comunidades y países en los que está en torno al 30%, frente a las durísimas críticas de Arenas a la “administración mastodónica” que mantiene en el poder a los socialistas.

“El problema es la competitividad del sector privado, que es el que financia lo público”, apuntaba Griñán para intentar explicar y justificar por qué a las entidades financieras no les gusta el endeudamiento a cuenta corriente de nuestra economía, advirtiendo que “vamos a seguir haciendo recortes” y pidiendo “un esfuerzo de comprensión”.

Ley de dependencia

Griñán no consiguió el respaldo de Arenas, al menos verbalmente, con lo de los sueldos como tampoco lo consiguió con la única reclamación que le ha hecho a José Luis Rodríguez Zapatero: que la financiación de la Ley de Dependencia sea por reconocimientos efectivos de beneficiarios y no por reparto de población.

El presidente andaluz apelaba a la condición de Arenas como vicesecretario de Política Autonómica del PP para que instara a las comunidades gobernadas por los populares a aceptar este reparto, pero el líder de la oposición se negó a aceptar su petición. “Les voy a recomendar austeridad, reformas y que no atenten contra las madres, los pensionistas y los dependientes”, le replicaba Arenas sin responder a su petición.

“Vamos a hacer los deberes todos”, le instaba Griñán para recordarle que Andalucía está menos endeudada que la media pero de cada 100 euros que gasta en dependencia recibe 50 y una comunidad del PP, gasta 25 pero recibe también 50. Para Griñán, que también se lo decía a Diego Valderas, de IU, la única manera de que los recortes no afecten a la dependencia es garantizar una financiación por población reconocida como beneficiario.

Tanto en su respuesta a Arenas como en su anterior interlocución con Valderas, Griñán confirmaba que no sólo van a asumir las propuestas del Gobierno central, sino que el plan de reestructuración que preparan incluirá la reducción de salarios y una reestructuración del sector público andaluz, el descenso de la factura farmacéutica y una reprogramación de las inversiones públicas “sin tocar el gasto social ni las inversiones ya previstas”.

El presidente andaluz incluso anunciaba que antes de que se plentee ese plan al Consejo de Política Fiscal y Financiera el 22 de junio se llevará al Pleno para su debate con la oposición.

Pero a Valderas, que propuso una mesa para debatir esas medidas, tampoco le contentaba la postura del presidente y repetía, como Arenas, que Griñán está harto de mentir al Parlamento y “han dejado de tener la credibilidad de los votantes de izquierda”.

En un discurso muy duro con las medidas del Gobierno central y el respaldo social-liberal que le había dado Griñán, Valderas le echaba en cara que no hubieran asumido otras fórmulas para reducir el déficit: tirar de los beneficios de bancos y cajas; recuperar el impuesto de patrimonio para los más ricos; recortar el gasto de la Iglesia y de la Casa Real; atacar el fraude fiscal y la economía sumergida; contra el uso de la PAC de los latifundistas... “¿O es que a Botín y a esas pensiones de los consejos de administración no las tienen en cuenta?”, le increpaba.

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