Las medidas para asediar a los camisas rojas, y que incluyen el bloqueo del aprovisionamiento de comida y el corte del suministro de agua y electricidad, llegaron a raíz de que las negociaciones entre los cabecillas de la protesta y el Gobierno se estancaran, pese a los acuerdos alcanzados, incluido el de celebrar elecciones el próximo 14 de noviembre, fecha que ha sido invalidada.
Las autoridades militares indicaron que también cortarán la señal de telefonía móvil y las líneas fijas en toda la zona repleta de rascacielos de oficinas, edificios oficiales, grandes almacenes de lujo y media decena de hoteles de cinco estrellas, cerrados desde que comenzó la ocupación.
“A los residentes en la zona, por favor que la abandonen”, dijo el portavoz del Ejército, que desde anoche impide que nadie entre a la zona.
La orden dada al Ejército, que está al mando de las operaciones, es la iniciativa más ambiciosa de todas las que ha anunciado el Gobierno tailandés para poner fin a dos meses de protesta ininterrumpida.
“Esta es una medida a escala total para limitar el movimiento de los manifestantes y cerrar esa área al 100 por ciento, a partir de la medianoche”, apuntó el portavoz militar.
Efectivos de las fuerzas de seguridad están apostados desde hace varias semanas muy cerca de las barricadas y empalizadas levantadas por los camisas rojas para protegerse de cargas de las tropas.
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