Uno ya sabe que no va a tener un partido cómodo si al ver la alineación de su rival encuentra nombres como el de Fran Machado o el de Dani Benítez. El primero de ellos volvía a la que fue su casa, al Estadio Nuevo La Victoria, con la camiseta del Arenas de Armilla. Se enfrentó así a un club con el que consiguió un ascenso a Segunda. Por su parte Benítez, antes de aquel positivo que le cambió la vida, fue una de las revelaciones del fútbol español, siendo uno de los futbolistas más destacados de Primera División.
Se entiende así que al Real Jaén le costase hacerse con el control del partido desde un inicio y de que defendiese con la cautela de quien sabe que enfrente hay pólvora. Quizás fue excesivo ese celo para no recibir gol pues el resultado ante la inacción de unos y otros fue una primera parte tan gris como la meteorología que envolvió el partido.
El frío y el ‘chirimiri’ tuvieron más protagonismo que las ocasiones de peligro durante los primeros 45 minutos. Apenas un par de oportunidades a balón parado para cada una de las escuadras. Los futbolistas se fueron al descanso a sabiendas de que los aficionados que habían acudido al estadio bien merecía un mejor espectáculo.
El que más pareció reflexionar en la caseta fue Antonio López. Lo que aporta el delantero a los blancos es mucho y, hasta el receso ecuatorial, estaba siendo el mejor del encuentro. Con la brega habitual arriba, tratando de bajar balones que permitiesen a los suyos encontrar espacios a la espalda de la defensa granadina.
A nadie extrañó que fuese él quien abriese la lata. Montiel recibió en la izquierda y recortó hacia dentro poniéndola templada al corazón del área con Antonio López logró rematar con la testa y hacer el uno a cero. Fue este tanto merecido y también una isla en el océanos sin continuidad y bajo ritmo en el que se había convertido el choque.
Mejoró algo con el paso de los minutos, al menos en intensidad. Se volvió más físico el juego mientras al Arenas de Armilla le iban entrando las prisas para meterse de nuevo en el encuentro. Hubo eso sí una parada obligatoria, para jugadores y afición, cuando Fran Machado abandonó el terreno de juego porque la afición del Real Jaén es agradecida y el centrocampista granadino dio mucho por un escudo que hizo suyo y que llegó a lucir en un brazalete de capitán. Hubo ovación cerrada para él.
No le hicieron falta sus habilidosos servicios a su equipo en el tramo final pues renunciaron a cualquier presencia en el centro del campo los de Armilla dedicándose a colgar balones que, esos sí, encontraron verdadero peligro. Alberto tuvo la mejor en un balón que paseó por delante de la línea de gol sin que ningún jugador granadino llegase a rematarlo.
Esperó el Real Jaén matar al contragolpe, con un Zaki que se volvió hiperactivo y que tuvo en sus botas la oportunidad de haber dado carpetazo al asunto, pero cruzó en exceso su envío y hubo final de los no aptos para aquellas que sufren alguna dolencia cardiaca. Se encargó de tranquilizarlo el que precisamente debía haber sido el principal argumento ofensivo de los visitantes.
Dani Benítez vio la segunda amarilla por unas protestas que tampoco fueron para tanto y se marchó al vestuario antes de tiempo. Lo justo para no ver cómo el Real Jaén se embolsaba tres nuevos puntos en su estadio y se garantizaba seguir una jornada más en lo más alto de la clasificación del grupo IX de la Tercera RFEF.
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