El ambiente previo a las preguntas al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, ya se había calentado algo con la resaca de la equivocación en el voto de las enmiendas que provocó que la Ley de Aguas incluyera 26 propuestas del PP. PSOE e IU, tirando del artículo 122 del reglamento, tenían claro que la Mesa del Parlamento debía enviar el texto de nuevo a Comisión para corregir un error que ellos consideran entra en contradicción con el espíritu de la Ley de Aguas, aunque el PP no lo tenía tan claro, no se pueden corregir aspectos políticos, sólo formales.
El pleno parecía que iba a discurrir con el runrún de las enmiendas acuíferas hasta que llegaron las preguntas a Griñán, todas ellas sobre la crisis económica, incluida la del portavoz socialista, Mario Jiménez, encargado de contrarrestar los ataques de la oposición poniendo en positivo la acción del Gobierno en estos dos años.
Ya Diego Valderas, de IU, calentó un poco el tono al llamar a la política de Griñán insolvente, vendedora de humo e instalada en el error, para echarle en cara que desde “su soberbia intelectual desprecie las medidas de la oposición”. Lo de la soberbia no le gustó al presidente, que le recordó que el 36% de las medidas anticrisis se han aprobado por unanimidad y el 70% por algún grupo, no sin antes apuntarle que ya hay signos de inflexión en la economía, ya que en los últimos seis meses se ha creado -7.000- y no se ha destruido empleo, aunque aumente el paro por el incremento de la población activa.
Pero Valderas le echaba en cara su falta de autocrítica y las lecciones magistrales de economía que da Griñán siempre que habla de la crisis. ¿Quiere que me quede tranquilo porque usted me dice que hay menos destrucción de empleo?, le decía para reflexionar que queda poco por destruir. Y Griñán le recordaba que han pedido más fondos para el Proteja o el Memta, por lo que estarán haciendo lo que tienen que hacer, y le dejaba claro que “sin ningunear las cifras” y sabiendo que el paro es el principal problema, le señalaba que limitar el endeudamiento y dar prioridad al sector privado para salir de la crisis iban a ser sus objetivos.
Como Valderas había abonado el camino, Arenas cogió el testigo para echarle en cara la “profunda desconfianza” que tenía hacia los brotes verdes que anunciaba Griñán. “Usted es un gobernante OVNI, divorciado de la realidad, para argumentar, como es habitual en él, con una imparable retahíla de ejemplos, que la situación “es gravísima”.
“Mire don Francisco Javier” le contestaba Griñán para argumentar que la desconfianza era generalizada y que se estaba en un momento “critico y clave pero en el que las políticas que hemos hecho tienen mucho que ver” en ese cambio de tendencia. Para el presidente, no “es ningún OVNI el que analiza la realidad y anima lo que usted llama brotes verdes”.
“Me está haciendo el discurso de la inminente salida de la crisis desde hace un año, ¿cómo le voy a creer?”, proseguía Arenas con su ataque, afirmando que viven en el engaño permanente y que con él se está “perdiendo el tren de la historia”. “Hasta ahora no me ha escuchado decir que hay síntomas de recuperación”, le espetaba Griñán, que hasta llevaba el clima de desconfianza hacia la propia política y le echaba en cara que se hubieran aliado con la crisis “para ir contra el Gobierno”, una estrategia y un discurso que se les terminará con la crisis.
Este fue el argumento que retomó Mario Jiménez, portavoz socialista, en su pregunta-loa al trabajo del Gobierno andaluz. De hecho, comenzó su intervención atacando directamente a Arenas, “irresponsable líder de la oposición”, y criticando duramente la actitud de los populares al usar la crisis económica como ariete contra el Gobierno.
Los populares decidieron entonces ausentarse del pleno por lo que consideraron un uso “fraudulento” del reglamento por usar el turno de pregunta al presidente para “injuriar” al líder de la oposición. Volvieron tras la intervención de Jiménez -para quien este quinto abandono es una muestra más de la actitud profundamente antidemocrática del PP, que no entiende que los calificativos entran en la dialéctica parlamentaria- pero anunciaron que se levantarán de su bancada cada vez que el portavoz socialista interpele a Griñán.
De contenido -aunque la bronca bajó de tono- sólo quedo el debate de las 53 medidas anticrisis que el Gobierno llevó a Pleno tras incorporar 26 de la oposición para conseguir un pacto que nunca alcanzó. Aunque el PP había presentado una propuesta con las suyas propias, esta vez no falló la disciplina de voto y fueron rechazadas, mientras que de las presentadas por el Gobierno andaluz, todas aprobadas mediante su mayoría absoluta, los populares respaldaron 15 e Izquierda Unida apoyó 26 de las 53.
La Mesa remite a la Comisión la Ley de Aguas para revisarla
Tras la sesión, la Mesa de la Cámara se reunía para dar respuesta a la petición de PSOE e IU de aplicar el artículo 122 del Reglamento del Parlamento para revisar la Ley de Aguas en Comisión y eliminar las “incongruencias” surgidas tras la aprobación de las 26 enmiendas del PP por un error del grupo socialista al indicar el sentido del voto.
Sin embargo, los populares pedían un informe previo de los servicios jurídicos de la Cámara, ya que entienden que ese artículo se refiere a aspectos técnicos y no “a políticos”, por lo que están dispuestos incluso a llegar a los tribunales si no se respeta lo que se aprobó en el Parlamento andaluz.
PSOE e IU entienden que el dictamen final de la Comisión recogerá la Ley tal y como pretendían aprobarla, puesto que los aspectos de las enmiendas del PP contradicen el espíritu de la Ley.
El propio secretario de grupo, José Muñoz, aseguraba a este periódico, que se apoyan en que en el debate se expresó el sentido contrario a esas enmiendas y que sólo confundió qué se votaba, porque creía que era el dictamen final de la Ley.
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