Este lunes se cumplen cinco años del fallecimiento de Enrique Castro, Quini, la principal leyenda del Sporting de Gijón y uno de los jugadores más queridos por los aficionados de toda España; el que tuviera el corazón más grande del fútbol nacional murió víctima de un infarto pasadas las 22 horas del 27 de febrero de 2018, a los 68 años.
La noticia cayó como una bomba entre los aficionados rojiblancos y en las redacciones de todos los medios de comunicación nacionales que hasta entonces abrían sus ediciones con una inesperada derrota del Real Madrid en el campo del Espanyol o la lesión de Neymar, ya jugador del PSG y siguiente rival precisamente del conjunto blanco en la Liga de Campeones.
Curiosamente el fallecimiento de 'El Brujo' se produjo justo 25 años después del de su hermano Jesús, guardameta del Sporting y que perdió la vida ahogado en la playa cántabra de Pechón tras salvar a dos niños.
Aquel 27 de febrero de 2018, Quini regresaba a su domicilio en coche cuando se sintió mal, le dio tiempo a aparcar y pedir ayuda, que le proporcionaron en primer lugar una pareja de policías mientras esperaban la llegada de una ambulancia. Entre unos y otros lograron estabilizarle de lo que había sido una parada cardiaca, pero en el trayecto hasta el hospital volvió a sufrir un segundo infarto que ya no pudo superar.
Quini llevaba retirado desde el año 1987 tras sus gloriosos años como jugador del equipo gijonés, primero, y del FC Barcelona, después, para acabar su carrera deportiva de nuevo en su querido Sporting.
Todos los títulos que logró Quini los consiguió con la camiseta del Barcelona, dos de la Copa del Rey, uno de ellos ganando en la final precisamente al Sporting; una Supercopa; una Copa de la Liga y la Recopa de Europa de 1982 con un gol suyo en la final ante el Standard de Lieja.
Además, en su palmarés destaca haber sido siete veces máximo goleador -cinco en Primera y dos en Segunda-.
VÍCTIMA DE UN SECUESTRO
Jugador admirado por todos, Quini se ganó además el cariño de la gente cuando en el mes de marzo de 1981 pasó veinticinco días secuestrado por unos delincuentes comunes que pedían una importante cantidad económica por el rescate. Toda España estuvo atenta a este suceso cuando aún trataba de superar el golpe de Estado del coronel Tejero apenas un mes antes.
Alejado durante unos años del mundo del fútbol tras cerrar su etapa como jugador, se embarcó en varios negocios que no salieron bien y le pusieron en una situación económica muy delicada de la que le sacó el club gijonés ofreciéndole el cargo de delegado del primer equipo en unos momentos también críticos para la entidad.
YA RETIRADO, FIRMABA MÁS AUTÓGRAFOS QUE LOS JUGADORES
Los futbolistas que coincidieron con él en esa etapa recuerdan que Quini era más reconocido y firmaba más autógrafos que todos ellos. Las aficiones le querían porque siempre fue un hombre cercano, bromista e incapaz de negar una foto o un autógrafo.
Cuando el Sporting jugaba en Barcelona las puertas de sus instalaciones se abrían de par en par y los aficionados seguían parándolo por la calle. Quini no solo fue uno de los mejores goleadores de la historia del fútbol español, como lo atestiguan sus siete Pichichis, sino que también fue un futbolista capaz de echar mano de la cartera para pagar una entrada a algún aficionado que acudía al hotel del Sporting y no podía conseguirle una localidad de otra manera.
Los últimos años de su vida tuvo muchos problemas de salud. En 2005 se le detectó un cáncer de garganta del que fue operado en 2006 pero se le reprodujo dos años después. Superó ambos tras complicadas operaciones y largas sesiones de quimioterapia.
El Sporting, después de la intervención en 2008, le brindó una de sus últimas alegrías deportivas: el ascenso de la mano de otra persona que marcó una etapa en el club gijonés y que también falleció poco después, Manolo Preciado.
La noticia de la muerte de Quini no solo copó las portadas de todos les medios nacionales sino que también lo hizo en algunos de los más prestigiosos del extranjero. El New York Times, Washington Post, The Guardian o Clarín la recogieron con amplitud en sus páginas.
Las redes sociales ya estaban en pleno auge y prácticamente todas las estrella del firmamento futbolístico, desde Maradona a Messi, de Puyol a Casillas o Kempes, hicieron públicas sus condolencias. Por su capilla ardiente desfilaron miles de personas y 12.000 acudieron al funeral celebrado sobre el césped de El Molinón.
¡AHORA, QUINI, AHORA!
El Ayuntamiento de Gijón acordó por unanimidad añadir su nombre al del estadio de El Molinón y desde entonces, cinco años después de su muerte, el público sigue entonando en el minuto 9 (su dorsal) de cada partido del Sporting como local el viejo lema de "¡Ahora, Quini, ahora", surgido en su etapa como delantero rojiblanco.
Es un homenaje sencillo pero sincero de una afición que le admiraba y quería, en el que participan incluso los más jóvenes que nunca le vieron jugar en directo pero a los que los mayores les han transmitido todo lo que significaba para el sportinguismo en particular y el fútbol en general.
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