Dentro de poco, el 1 de mayo, se conmemora en el mundo el aniversario de los “mártires de chicago”, trabajadores que fueron ajusticiados por pedir la jornada de 8 horas en el año 1886. ¡ya ha llovido! Desde ese momento todas las personas trabajadoras del mundo comenzaron un largo peregrinar hasta conseguir la jornada de 8 horas. Primero descanso en Domingo, con lo cual de 48 horas semanales se trataba. A mediados del siglo pasado ya se oteaba las 40 horas como alcanzable. Las innovaciones tecnológicas de la industrialización permitieron conseguirlo. En estos momentos el debate es llegar a las 30 horas semanales.
En una red ampliamente conocida entre profesionales de todos los sectores Jorge Galindo, Doctor en Sociología (Universidad de Ginebra) y Máster en Políticas Públicas (Erasmus University Rotterdam & Central European University), advierte de los sesgos (limitaciones) de un informe recientemente publicado sobre la semana laboral de 4 días en Reino Unido. Jorge es director adjunto editorial de una respetable empresa que se define como “un think tank independiente e interdisciplinar que tiene como misión articular espacios transversales de consenso para impulsar políticas públicas basadas en la evidencia.”. En resumen, viene a incidir en que la selección, -el postulamiento- de las 61 empresas que participaron en el estudio, presenta serias limitaciones en orden a dar por validas las conclusiones. Sobre todo, cuando algunas de las empresas que participaron tenían tanto interés en ello, incluso aportaron financiación al estudio.
El mérito de Jorge no sólo ha sido el aportar su análisis, sino en dar pie a que 26 personas hayan decidido comentarlo. Y el perfil de quienes se “entretienen” en esos comentarios está ligado a responsabilidades en el mundo empresarial y personal cualificado e incluso altamente cualificado. Lo evidente es la reducción de la jornada laboral, sea diaria o en días a la semana, está en el candelero y que las personas en su conjunto tienen dos intuiciones muy claras: Que no por trabajar más horas aumenta la productividad de las empresas y que cada día es más necesario conciliar la vida familiar, personal y la laboral. En resumidas cuentas, que hay que trabajar menos horas, eso sí manteniendo el nivel salarial que permita vivir dignamente.
Entre los comentarios es posible seleccionar algunos: “Me da la sensación que los que están comentado favorablemente la noticia están pensando en grandes empresas del sector privado. Pero pensemos en un país de casi microempresas como el nuestro. ¿Cómo se las apañaría un restaurante con la jornada de 4 días? ¿Cómo lo haría un centro de salud, cerraría 3 días por semana? ¿Qué haría la policía, duplicar sus efectivos? Los precios y la deuda pública se dispararían“. Cabe responder que una medida de largo alcance como esta de los 4 días laborales a las semana requiere de un acompañamiento de otras que hagan posible la primera, sin que se llegue a ese negro augurio de “los precios y la deuda pública se dispararan”. Otro comentario indica: “El verdadero sesgo que percibo es buscar tres pies al gato para no asumir unos datos que no gustan”. Porque la conclusión es que no sólo es posible sino muy deseable acortar el tiempo de trabajo. Otro aspecto del asunto es planteado por este otro comentario “ya no aceptaría otra fórmula que no contemplara flexibilidad absoluta en forma de proyectos, objetivos o simplemente semanas de cuatro días”. La palabra flexibilidad o tiempo disponible, que se utiliza para seguir “produciendo” o mejor “reproduciendo” la fuerza de trabajo, va asumiendo una importancia vital. Igualmente, el siguiente comentario enfatiza la necesidad de Avanzar en el derecho y deber de cuidar a tus seres queridos: “Pienso que no estamos en el planeta sólo para trabajar. Y las nuevas tecnologías tienen que servir a la humanidad para eso. Avanzar. Tendrás un recuerdo que será impagable de atender a tus padres. Y que para muchos eso es imposible de poner en práctica.” Igualmente se define el comentario siguiente sobre instalarse en la realidad del presente desmitificándolo: “estamos desmintiendo el mito de que se produce más trabajando más horas. Mito que claramente sabemos desde hace años que no se sostiene pero en la práctica parece que a las empresas les da miedo dar ese paso. Este estudio es uno más que viene a tirar ese mito.” Hay quien comenta los elementos que mejoran con la reducción del tiempo de trabajo ya que“. Trabajando menos horas hay empresas que producen lo mismo pero mejorando la calidad de vida de sus trabajadores y saneando el ambiente de trabajo. Esto es una demostración importante.” Aunque sigue: “Ahora bien, NO PODEMOS GENERALIZAR. Tiramos un mito, pero no instauremos otro. Eso es lo que significa ese sesgo.” Para finalizar los últimos comentarios vienen a concretar la conclusión del estudio: “En cualquier caso, limitándose al universo estudiado aportan unos resultados que permiten empezar a comprender como puede comportarse la experiencia de los 4 dias...en esas 61 empresas.” Y este otro: “Este estudio hay que tomárselo con cautela, ¿se distinguen los perfiles profesionales además del tipo de empresa y su naturaleza? No tendrá los mismos efectos una reducción de jornada en puestos asociados al conocimiento que los asociados a la producción”
Interesante el tema objeto de debate, oportunas reflexiones tanto del promotor Jorge como de las personas que comentan el texto. Enfocando globalmente el asunto de la jornada laboral es evidente que cada contexto tendrá que ser gestionado de forma diversa, ya que diversas circunstancias les rodean. La premisa que debe ser la guía es que ha llegado la hora de reducir tiempo de trabajo, no sólo para otros, sino para quien trabaja para sí mismo. Y esto tiene bastante que ver con la PLANIFICACION de ciertos aspectos que corrijan los excesos del LIBRE MERCADO.
Rafael Fenoy Rico
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