Impotentes, indignados y cansados de que el estricto régimen de visitas de la pandemia siga sin relajarse para estar con sus mayores pese a que la normativa diga lo contrario. Así se sienten muchas familias de usuarios de residencias de ancianos de Cádiz al ver como estos centros les siguen imponiendo “obstáculos” y “puertas cerradas” mientras la normalidad lleva meses reinando fuera de ellos. “A nuestros mayores se les está robando lo peor que se le puede robar a un ser humano: la afectividad de sus familiares”, denuncia a VIVA CÁDIZ una de los portavoces de la Asociación de Familiares de Residencias de Andalucía, que prefiere preservar su identidad por temor a represalias y problemas con la residencia en la que tienen a su familiar.
A nuestros mayores se les está robando lo peor que se le puede robar a un ser humano: la afectividad de sus familiares”Ahondando en la normativa a la que se aferran los familiares, hay que retroceder a la orden publicada en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) con fecha de 24 de febrero de 2022, (en vigor desde el 2 de marzo) de la Consejería de Salud y Familias, por la que se actualizaron las medidas sanitarias y preventivas de salud pública de aplicación “en los centros residenciales de cualquier tipología” y se eliminaban las limitaciones a las visitas y salidas. Estas, prosigue el texto, se “facilitarán” y “se efectuarán según el reglamento del régimen interior del centro anterior a la pandemia”. En la práctica, no obstante, esta despedida a las restricciones sigue sin consumarse, critican desde el colectivo. “No se ha vuelto a la normalidad, a pesar de haber instrucciones contrarias desde la Junta”, afirman desde la asociación, que tiene clara la razón que hay detrás de esta postura. “A estos centros les interesa más seguir funcionando así para que no se muestren sus deficiencias”, añaden.
Como consecuencia, los familiares que van a ver a sus abuelos se encuentran en la práctica con unas residencias “que siguen sin abrir sus puertas” y con visitas reducidas a “espacios limitados”, que suelen coincidir “con salas pequeñas” donde “meten a los familiares agolpados”, lo cual entienden que es contraproducente “porque aumenta las posibilidades de contagio”, en los patios de estas dependencias o en la calle. “Esas son las opciones que tenemos y en unas horas muy limitadas al día: de 11.00 a 13.00 horas y de 17.00 a 19.00 horas”. Un horario, apuntan, que está más “adaptado a los turnos del personal” que a la de la propia realidad de usuarios y familiares”. Esta rutina que no tiene nada que ver con la que vivían antes del estallido de la crisis sanitaria hace ya casi tres años, por la que podían acceder al interior de las residencias “entrar en las habitaciones para ver cómo estaban, acceder a las unidades de residencias, comedores e incluso darles de comer”, precisa. Lo que más les duele es que esta falta de transparencia que denuncian no responda a medidas de prevención contra el Covid, que acababan de actualizarse con pocos cambios, sino que entienden que detrás hay una clara intención.
“El problema no es el Covid”
“El problema no es el Covid. Están bien así, porque hay muchas deficiencias y si los familiares no vemos, no denunciamos. Muchos de los mayores no son válidos y no pueden quejarse y el familiar es el que tiene que estar ahí, viendo lo que necesitan”, reivindican. La conclusión que sacan es que los estrictos protocolos “de los que presumen en prensa” son de cara a los familiares y no al Covid. “No hacen test y no detectan brotes. Sabemos de casos de familiares que han llevado al mayor al hospital y le han detectado Covid. Las medidas sanitarias que tienen que tomar no las toman porque tienen mucho coste y poco personal”. Ello, añaden, sumado al “miedo” por parte de muchas familias a denunciar, y el hecho de que la gran mayoría “no pueda tenerlos en casa (por sus abuelos)”, no ayuda a revertir esta situación. De ahí que esta asociación, que asegura que el caso de Cádiz no es aislado en Andalucía, haya iniciado una campaña de sensibilización para llegar a la opinión pública mientras trabajar ya codo con codo con Unión Ciudadana por la Mejora de las Residencias, UCMR, la plataforma de familiares a nivel nacional constituida en los últimos meses, con la que pretenden visibilizar acciones y que ya ha mantenido reuniones con todos los grupos políticos. “Necesitamos que todas las familias nos unamos y que pierdan el miedo, es la única manera de cambiar esto”, concluye.
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