“Tenemos que desarrollar estrategias más eficaces”, indicó Goulão a Efe al margen de la denominada “Cumbre de alcaldes, alcaldesas y ciudades sobre drogas de Europa, América Latina y El Caribe”, celebrada en Lugo.
Goulão señaló que “en la Península Ibérica los principales problemas son los relacionados con la cocaína y los nuevos patrones sobre el consumo de alcohol”, ya que indicó que si bien persisten grupos de heroinómanos, se ha reducido en los últimos años el número de adictos a esa droga.
Apuntó que el problema del alcoholismo está teniendo “consecuencias que se empiezan a sentir”, entre las que destacó el aumento de casos de “cirrosis hepática entre jóvenes de menos de 30 años”, que consumen alcohol los fines de semana.
Por ello indicó que en Portugal, las autoridades pretenden “endurecer” las restricciones al consumo de alcohol entre jóvenes, con el objetivo de pasar de 16 a 18 años la edad mínima para poder comprar bebidas alcohólicas.
Apuntó que antes de llevar a cabo esas restricciones, las autoridades plantean la necesidad de “una efectiva fiscalización” y un control más severo para que pueda llevarse a cabo.
Respecto a la despenalización de la droga que Portugal aplicó en 2001, Goulão apuntó que eso ha tenido efectos “positivos en todos los indicadores en cuanto a sustancias ilícitas”.
Sin embargo, el responsable de la OEDT consideró que “si un país decide despenalizar y no hacer nada más”, el resultado es que “no ocurre nada”, ya que enfatizó que es necesario paralelamente “desarrollar respuestas adecuadas”.
Añadió que en la UE “las realidades son diferentes” de manera que “cada país tiene que encontrar sus propios caminos”, y aunque “puede inspirarse en otras experiencias”, tiene que procurar, sobretodo, “que puedan ser transferibles directamente”.
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