Hace ya varios años que de un docureality se extrajo una conversación entre una madre y su hija:
–“Mamá, me siento muy débil. Solo he comido como media almendra”.
–“Coge dos almendras y mastícalas muy bien”.
Era una tendencia de Beberly Hills que procuraba la crianza de niños y jóvenes delgados. Nadie sabía qué hacer con un niño gordo. Por esta conversación, a esta forma de educar a los hijos se le llamó la de “las madres de la media almendra”.
No hace falta marcharse a Los Ángeles para descubrir gordofobia. Las personas con sobrepeso que se hacen reportajes fotográficos, enseguida son censuradas socialmente, no entendiendo cómo pueden ser capaces de mostrarse públicamente. Un reproche que se encubre por razones de salud, se les dice que se van a morir de un infarto, que van a cortarle un pie por la diabetes y no sé cuántas barbaridades más.
Una visión culpabilizadora que lamentablemente siguen muchos médicos. Cuando una persona con problemas de sobrepeso u obesidad, va a una consulta, la receta es fácil: pierde kilos y mejorarás. Como si en todos los casos dependiera exclusivamente de la voluntad de la persona, excusa perfecta además para no profundizar en un diagnóstico y tratamiento completo de la persona que incluya las dolencias por las que se acude a consulta. Si así actúan muchos médicos, es “normal” que el resto de la sociedad se escude en ello para justificar su gordofobia.
Hay quien piensa que las personas obesas no son muy fiables, que no tienen voluntad, qué son vagas. Quienes lo presuponen lo hacen basándose en lo que les cuesta a ellos estar delgados, en los sacrificios que hacen. Hay en ellos una envidia atroz hacia los que comen mucho y no cogen peso, porque no todo el mundo que come de más engorda, eso depende de su metabolismo, de su herencia genética.
Por las investigaciones científicas, sabemos que las causas de la obesidad son complejas. No son atribuibles solo a las calorías que consumes. Las calorías, el tiroides, la genética, la medicación que tomas, influyen mucho a la hora de acumular peso. También la ansiedad. Vivimos en una sociedad bajo presión y cada uno la supera cómo puede. Solo un dato: España es de los países con mayor consumo de ansiolíticos.
La obesidad puede ser un problema de salud, pero sólo para la persona que la tiene. En cambio, la gordofobia es un problema social, margina a una parte de la sociedad haciéndola blanco de mensajes de odio.
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