S. C. R, que presuntamente mató hace una semana con un arma blanca a una prostituta, M. A. F. M, con la que mantenía relaciones habituales y que escondió el cadáver en su casa durante todo ese tiempo, ha declarado durante algo más de dos horas ante el juez que instruye el caso, quien le imputa un delito de homicidio.
El cuerpo de la mujer fue encontrado el lunes, cuando, según relataron los vecinos a los periodistas, fue el propio homicida quien llamó a un cerrajero para que le abriera la puerta de la casa, porque como le había ocurrido en anteriores ocasiones, se había dejado las llaves dentro.
Cuando el cerrajero abrió la puerta de la casa, encontró un charco de sangre y le preguntó al propietario por su procedencia, a lo que éste le contestó que pasara al interior de la vivienda y viera "a la muerta que tenía dentro".
Según los mismos vecinos, el detenido vive solo, es soltero y, según comentan, tiene problemas con el alcohol.
Al parecer, era frecuente ver a la víctima y a S. C. R. juntos y uno de estos vecinos que reside en el número 62 de la calle Rey Don Pelayo, contiguo al de donde vive el presunto homicida, ha asegurado a Efe que las peleas entre la víctima y el hombre eran continuas y que la última vez que oyó gritos fue el Sábado Santo.
Según los vecinos, los motivos de disputa entre los dos eran conocidos en el barrio y se producían por causas económicas, ya que la víctima ofrecía servicios sexuales a S. C. R. para obtener el máximo dinero posible con el que comprar droga.
Fuentes de la investigación no consideran esta muerte como un caso de violencia machista y lo circunscriben al ámbito de la marginalidad.
Por su parte, la Plataforma Cordobesa Contra la Violencia de las Mujeres celebró ayer una manifestación y pidió la modificación de la Ley de Violencia de Género para que se incluya en ella cualquier tipo de agresión a la mujer, aunque no exista vínculo afectivo entre agresor y víctima.
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