Aquella noche, uno de los agentes acusados, D.I.G., entonces jefe en funciones del cuerpo municipal, transitaba por la calle Carboneros cuando, en la esquina con la calle San Pablo, observó supuestamente a unos individuos circulando en lo alto de una furgoneta. Diversas fuentes apuntaron en su momento que podían haber estado golpeando a otras personas.
El ex jefe policial solicitó entonces la presencia de patrullas de la Policía Local, y uno de los agentes, que no estaba sentado ayer en el banquillo y acudió como testigo, declaraba haber cogido a A.M.M., por los pies y bajarlo de la furgoneta, para después haber recibido un cabezazo.
A raíz de este hecho se produjo una reacción en cadena en la que unas 80 personas rodearon al policía y sus compañeros. Un agente fuera de servicio, E.R.S. vio todo desde un bar y acudió en ayuda y también declaró que la multitud le hubo golpeado.
La acusación particular mantiene la vinculación de los agentes con lesiones de cierta gravedad sufridas por al menos uno de los supuestos agredidos, quien alude haber sufrido la fractura de un dedo, costillas y de que se le tuvieron que poner siete puntos en la cabeza, según su abogado. El ministerio público, por contra, no formaliza acusación alguna contra los policías. Por su parte, uno de los policías, J.J.P.M., aludió que había sufrido la fractura de la muñeca al caer cuando acudió para auxiliar a E.R.S. mientras la multitud le golpeaba y lanzaba botellas, vasos e incluso piedras.
Tres agentes y uno de los aficionados tuvieron que ser atendidos en el Hospital de La Línea por los incidentes. En su día, el PSOE pidió la dimisión del ex edil de Seguridad, Manuel Aguilera, el ex jefe antes referido e incluso del entonces alcalde, Juan Carlos Juárez, al entender que había habido irregularidades en aquella actuación.
Para los dos hinchas, el fiscal pide dos años de prisión en cada uno de los casos por atentado, más otro año por falta de lesiones a J.C.N.P. y dos meses de multa a A.M.M.
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