El pasado viernes trascendía la muerte del que ha sido hasta ahora secretario de la Asociación de Belenistas La Adoración de Arcos, Antonio Bernal, quien venía sufriendo una grave enfermedad durante más de un año que finalmente no pudo superar. Con Antonio Bernal no sólo se marcha un conocido vecino de Arcos y exbancario, sino el que posiblemente se encuentre entre los artistas del belenismo más prestigiosos de España y de todo el mundo, que en ocasiones se codeó con homónimos de otros países y reclamado en numerosos lugares para estampar su arte. De hecho, durante los últimos años ha sido pieza clave del museo belenista de la fundación Díaz-Caballero de la localidad malagueña de Mollina, donde ayudó a crear todo un edificio dedicado al belenismo y que hoy por hoy es el primer referente andaluz, amén de ser el autor de cientos de belenes, dioramas y fragmentos que siempre han deslumbrado al público por su originalidad, realismo y belleza. Prueba de ello, entre las incontables, es el belén artístico que luce el antiguo bar El Alcaraván, en el casco antiguo de Arcos.
Antonio Bernal ha sido hasta ahora pieza indispensable de La Adoración junto a la presidenta, Carmelita Temblador, no sólo como secretario, sino como persona asesora, pues siempre ha tenido un buen consejo y mejor criterio para dirigir a la asociación belenista.
Su marcha ha dejado un rastro de profunda tristeza en la ciudad, pero sobre todo deja un vacío en el magisterio del arte belenista y en el seno de su unida familia. Cada Navidad, desde hace muchos años, abría de par en par su casa en la barriada San Rafael para mostrar a los vecinos de Arcos sus nuevas creaciones belenistas, lo cual da una idea de su generosidad y pasión por el trabajo artístico. Descanse en paz.
En la particular crónica necrológica de la ciudad, Arcos también ha llorado estos días el fallecimiento del pediatra Diego Robles, que atendió a tantas generaciones de arcenses con dedicación y amor por la profesión, así como del empresario Rafael Pajuelo, promotor entre otros muchos negocios, de la venta que llevaba su apellido.
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