La consejera de Salud, María Jesús Montero, destacó en rueda de prensa que por este plan, único en España y elaborado por más de 30 profesionales, el sistema público andaluz evaluará de forma sistemática el dolor, un problema "infra-diagnosticado e infra-tratado", hasta el punto de que se convertirá en la quinta constante rutinaria que se mida cuando un paciente acuda a consulta.
Montero consideró que supone "una revolución", pues el dolor se abordará "como una enfermedad en sí misma, no como un síntoma de otro problema de salud", bajo la premisa de que "toda persona tiene derecho a un correcto abordaje del dolor" y de forma integral, multidisciplinar y "equitativa y uniforme a todos los ciudadanos".
Así, subrayó que el 11% de la población sufre dolor crónico durante una media de 9 años y de ellos el 22% precisa de 5 a 10 para alcanzar un control adecuado, según el estudio "Pain in Europe".
Además, según la Encuesta de Salud de Andalucía 2007, el 4% de los encuestados tuvo que cambiar de trabajo a causa del dolor; cada paciente perdió 16 días laborales al año por ese problema; uno de cada dos encuestados dijo haber tomado algún fármaco para el dolor en las dos últimas semanas; y a uno de cada cuatro les había dificultado el trabajo, según destacó la consejera.
Por ello, el plan establece seis líneas estratégicas y quince proyectos específicos que recogen las medidas a impulsar hasta 2013.
Según Montero, "se trata de reordenar tratamientos que ya se dan" en el sistema sanitario andaluz, "con un manejo adecuado del fármaco" y otras técnicas por parte del personal que permitirán "que se empleen mejor para los casos en los que están indicados", sin que ello suponga "necesariamente" una mayor utilización de medicamentos.
"Muchas de estas medidas ya se están aplicando", añadió, pero pondrán "especial énfasis en los cursos de formación" al conjunto de profesionales, desde médicos de familia y fisioterapeutas a las enfermeras de enlace, con una mayor capacitación y reorganización de recursos para completar la cartera de servicios en el tratamiento del dolor en la red de hospitales comarcales y la Atención Primaria.
Pretenden ofrecer tratamiento a todo el abanico de opciones en torno al dolor y atender a quienes padecen dolor crónico (oncológico o no oncológico), el vinculado a operaciones quirúrgicas y el de tratamientos mínimamente invasivos, así como situaciones de atención urgente y a los grupos más vulnerables como niños, mayores -sobre todo los que están en residencias- y pacientes con trastorno mental.
Montero recalcó que los objetivos del plan son "mejorar la calidad de vida del paciente y garantizarle una atención continuada atendiendo sus necesidades específicas" y evitar casos en los que "peregrina por todo el sistema", para lo que es "fundamental que todos los profesionales sepan orientarle bien sobre esos recursos".
Para ello, el sistema sanitario reorganizará sus recursos de modo que "todos los profesionales se comprometan con el tratamiento del dolor e integren en sus competencias la terapéutica del dolor para mejorar la calidad de vida de estos pacientes y sus familiares".
Así, dividido por niveles según la respuesta que se precise, la Atención Primaria y los hospitales comarcales se especializarán en la atención al dolor, con lo que los centros de salud ofrecerán terapias centradas en el ejercicio y la actividad física, asistencia a domicilio y seguimiento farmacológico.
Además, habrá circuitos para derivar a los hospitales comarcales a pacientes con dolor crónico no oncológico y de difícil control, que precisen técnicas como bloqueos neurológicos, infiltraciones o infusión con bombas, mientras que el último nivel se prestará en los hospitales regionales de referencia para los casos más complejos.
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