Alrededor de las 22.30 horas, la noche alcanzó su momento más místico, cuando el Paso de Palio de María Santísima de los Dolores se volvió a encontrar con el hijo de Dios en la plaza de Andalucía, mecidos ambos por los hombros de los costaleros, en un inigualable alarde de belleza y arte que levanta todos los años las pasiones de los presentes.
La recogida de la cofradía, con los dos pasos jaleados por el sentir cofrade de los sanroqueños, volvió a elevar el sentimiento religioso en las calles del municipio. Pero el broche de oro a la noche de la pasión y el dolor llegó con el silencio, solemne, sobrio y serio, que embriagó las calles del casco con su ambiente de misterio y de fe. Una noche mágica que cumplió con su cita.
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