“La música habla más que nada; es el arte puro y el que más le gustó a Francisco”, asegura Richmond en una entrevista con Efe en la que habla de cómo se siente tras el fallecimiento, el pasado 3 de noviembre, de ese testigo lúcido del siglo XX que fue su marido –“nadie me ha querido en la vida; sólo Francisco”– y cuenta cómo procura cumplir los deseos que él tenía sobre su propia muerte.
“Francisco siempre decía que al morir quería desaparecer, y yo le he ayudado a hacerlo”, comenta la hispanista estadounidense en su casa de Madrid, rodeada de fotografías y cuadros que mantienen vivo el recuerdo de quien fue uno de los mayores intelectuales españoles del siglo XX. Ganó el Premio Cervantes y el Príncipe de Asturias de las Letras, entre otros muchos.
Ese deseo de “desaparecer” que tenía el escritor llevó a su viuda a depositar “las cenizas en una urna biodegradable y enterrarla bajo un limonero” de la Fundación Francisco Ayala, en Granada. “No hay ni una placa que lo recuerde. Es lo más próximo a desaparecer que pude hacer”, dice Richmond.
El homenaje de la Biblioteca Nacional estará presidido por la Reina. Será presentado por el poeta Luis García Montero y el cantante Miguel Ríos y, luego, el actor Juan Diego leerá cinco fragmentos breves de obras del escritor, mientras suenan diferentes piezas musicales y se proyectan fotografías del novelista granadino.
“Creo que este homenaje no le hubiera molestado a Francisco. Lo que no hubiera querido es un acto con discursos sobre él. Nada de elogios ni de retórica funeraria”, asegura Carolyn Richmond, que tiene previsto quedarse a vivir “en Madrid”.
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