Publicada por la Fundación José Manuel Lara en un solo volumen con un estudio crítico de Carmen Blanes, Recuerdos de Italia demuestra que “entre sus muchas facetas, la literaria no ha sido la más estudiada, pero sí una de las más destacables”, según señaló Blanes.
“La calidad de su prosa, de un altísimo nivel, es insuperable; a Castelar se le conoce sobre todo por su actividad política y por su oratoria, pero esta faceta literaria es todo un descubrimiento”, según Carmen Blanes, quien aseguró que estas páginas son además “un reflejo de la mentalidad del siglo XIX”.
En un siglo en el que se enfrentaron dos estéticas, lo castizo contra lo moderno y lo nacional contra lo cosmopolita, Emilio Castelar reclamó para sí mismo el título de “el demócrata más avanzado de Europa”, una calificación que, según Blanes le hace justicia a juzgar por las reflexiones y tesis vertidas en esta obra.
“Los comentarios sobre arte de Castelar tienen un valor perenne”, como sus observaciones sobre Roma, sobre el Renacimiento, el arte etrusco y el arte primitivo, de tal modo que Blanes consideró Recuerdos de Italia un libro que sigue siendo útil para viajeros de hoy que visiten este país.
De Italia dice Castelar en la introducción a su obra que “en esta nación, más que se vive, se recuerda” y que “es necesario mirarla histórica y estéticamente”, de modo que “un viaje a Italia es un viaje a todos los tiempos de la historia; por eso un escrito sobre Italia, más que descripción, debe ser, en mi concepto, resurrección”.
Estas palabras del escritor, orador y político que nació en Cádiz en 1832 y falleció un año antes de que se inaugurara el nuevo siglo, parecen respaldar la vigencia de sus escritos sobre Italia que Blanes reclama igualmente en el estudio crítico que precede a Recuerdos de Italia.
Para Carmen Blanes, de la lectura de esta obra, muchas de cuyas reediciones han prescindido de la Segunda parte con la que esta edición sí cuenta, supone también “una invitación” a viajar a Italia y a conocer no sólo sus riquezas artísticas sino sus paisajes, que Castelar también retrató con una prosa repleta de imágenes.
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