Los socialistas comenzaban el Congreso extraordinario con retraso, con calma y casi sin ilusión. Los delegados iban y venían sin prisas aunque, eso sí, llenaron el plenario al completo sabiendo la trascendencia del cónclave cuando Rafael Velasco, como secretario de Organización y segundo de Griñán tras la remodelación de la Ejecutiva, se subía al estrado y lanzaba el mensaje que fue común: el partido tiene que ganarse de nuevo a la sociedad, actualizar el mensaje y llegar a los ciudadanos, los cambios son necesarios, incorporar a nuevos valores pero contando con los viejos.
De hecho, también fue uno de los mensajes que Chaves quiso lanzar a un plenario entregado a su ya ex secretario, que se emocionó en varios momentos, al que despedían, no sólo con el respaldo unánime a su gestión, sino con un cerrado y larguísimo aplauso que cortó él mismo cuando consideró que ya era demasiado. Y con el plenario en pie.
En este ambiente, plano y sin fisuras, algo expectante, presentaba Griñán su candidatura pidiendo al partido unidad y cohesión, ofreciendo una idea del partido hacia fuera y hacia dentro, con una dirección equilibrada pero sin ser un “mero reparto”, que no garantiza la participación activa.
“Quiero ser el secretario general de todos y todas, lo que nos exige a todos un compromiso de unidad, que se forja en el respeto de los órganos de gobierno, pero también en que estos asuman la responsabilidad de contar con todos según el mérito y la capacidad”, apuntaba Griñán para reiterar en varias ocasiones que había que contar con todos.
Griñán agradecía a todas las delegaciones, a todas las provincias, el apoyo. “Me habéis dicho que es posible”. “Hay que conseguir trasladar esa confianza también a la sociedad, salir de la crisis que es lo más urgente y mañana es el principio de lo que queda por hacer”, decía.
Hacer una Ejecutiva “no es nada fácil”, reconocía Griñán, pero apelaba al diálogo, a la discusión de ideas que caracteriza al PSOE, para defender que hay que buscar un equilibrio, contando con el brío de la juventud y la madurez de los mayores, para hacer a todos partícipes de un “proyecto común”. “No somos de fulano ni de mengano, sino que somos socialistas libres, comprometidos sólo con nuestro proyecto, el proyecto socialista”.
De hecho, Griñán les pidió su apoyo “no porque sea el mejor militante sino porque me quiero apoyar en los mejores militantes. Hay que enamorar cada día a los andaluces”. Citó la crisis para reconocer que eran tiempos duros para todos: “es el momento del mejor socialismo, del compromiso, de la unidad”, les decía. “Os pido confianza, ilusión. Si gobernamos es gracias a vuestro esfuerzo”, reconocía.
Griñán quiso hablar ante el partido antes de su votación y centró buena parte de su intervención en recordarle a los socialistas qué era el PSOE: tiene proyectos sólidos, defiende los intereses de los andaluces, es inconformista, que hace España, su poder se lo da los votos y tiene una historia que es “palanca” para seguir transformando y reformando la sociedad.
Frente al contrarreformismo del PP, a su concepto de utilizar la crisis o los problemas para sacar rédito político, Griñán apuntó que el PSOE no puede dejarse arrastrar por las formas y estilos, tiene que plantear soluciones, e instó a los suyos a ofrecer a los ciudadanos mensajos claros “que no simples” y apostó por generar una ciudadanía activa, crítica, para luchar contra el maniqueismo que imponen las ideas de la derecha.
Y les dejaba claro al partido: “no seremos mejores porque ellos lo hacen mal sino porque nosotros lo hacemos bien, y lo seguiremos haciendo”.
Además, apuntaba algo de lo que será la nueva impronta que marcará en el partido, la defensa de las políticas de igualdad de oportunidades, el rechazo “a esa especie de derecho a todo a cambio de nada” y les habló de la obligación de los socialistas de trasladar el concepto de coste social y responsabilidad, “entrar en el debate de los impuestos y decir que un sistema fiscal y progresivo es el pilar de la civilización”, muy aplaudido por el plenario, al igual que la referencia que hizo a las mujeres aún no tenían la presencia que les corresponde en el partido.
Chaves apela a la pasión reformista del PSOE-A
El ya ex secretario general del PSOE andaluz, Manuel Chaves, apeló ayer a la “pasión reformista” del partido para renovar la confianza de los andaluces, seguir siendo ganador y afrontar el futuro de la mano de José Antonio Griñán.
En un balance de gestión, que fue más un recorrido por los treinta años de transformación de Andalucía y en muchas ocasiones sin ocultar sus emociones, Chaves quiso centrar su discurso en defender las convicciones ideológicas socialdemócratas del PSOE para afrontar los cambios, de antes, de ahora y de futuro, aunque dejó clara la necesidad de renovar su alianza con los andaluces.
“No hay que olvidarlo, la mayoría de los andaluces son de izquierda”, apuntaba Chaves para decir que el partido necesita asentarse sobre “nuevas bases” para hacer frente a las nuevas necesidades y demandas de servicios que tiene la sociedad.
Según Chaves, para reforzar la impronta ganadora del PSOE hay que “innovar en las políticas, en los métodos y en los referentes”, aunque puso especial énfasis en la necesidad de que el empleo sea una prioridad en el compromiso de los socialistas, sin “decretazos, ni recortes sociales, ni desprotección de los más débiles”.
“Los responsables de la crisis no nos van a dar lecciones de cómo salir de ella”, subrayó Chaves, que defendió la apuesta de su partido por la economía sostenible “sin tirar por la borda” las conquista sociales y con la “gran prioridad” del empleo. Además, consideró que el reto de la igualdad de las mujeres está “pendiente”, pese a los avances.
“Somos conscientes del tiempo que llevamos”, recalcaba para apuntar que es inevitable que la crisis produzca desgaste en el electorado, por lo que consideró que hay que “tomar las medidas necesarias para renovar el liderazgo e impedir que se abra paso la percepción de rutina o anquilosamiento”.
Reconocía que superar la crisis económica es el gran cambio que se le puede ofrecer a la ciudadanía y defendía la hoja de ruta “clara” que se han marcado los socialistas para superarla. Aunque la desconfianza, sólo podrá ser superada con “cooperación, solidaridad, responsabilidad, esfuerzo y sacrificio”.
Manuel Chaves además, apostó porque el partido adopte un papel de catalizador político, adecuarlo a un mundo de redes sociales y nuevas fronteras, mantener y a la vez adaptar los principios de los socialistas.
Tras sentirse orgullo por lo conseguido en estos años y agradecer desde su familia hasta el militante de base su apoyo, Manuel Chaves pidió “que esa enorme confianza se la déis a Pepe Griñán, entusiasmo, cariño y responsabilidad, se la ha ganado a lo largo de toda su trayectoria política y personal, es lo mejor para el PSOE-A”.
“No hay despedida, lo que más me llena y reconforta en esta vida es trabajar por los ideales socialistas desde que milito, y ahora lo haré como un militante más, todos somos necesarios, aquí no sobra nadie”, decía el ya ex secretario general para dar el mayor agradecimiento, de todos los que dio, a los militantes.
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