Sociedad

4 claves para disfrutar de una buena salud

Poseer conocimientos de cocina puede abrir la puerta a infinitas posibilidades de mejorar nuestro estado de salud, sobre todo si conlleva evitar frituras

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La democratización de la información implícita en el proceso de transformación digital que hemos sufrido a lo largo de los últimos años, ha gestado ciudadanos mejor informados y, además, concienciados con todo aquello relacionado con su salud. En apenas unos clics es posible encontrar todo para mejorar tu sistema inmune o consejos para bajar bilirrubina alta, por ejemplo. Además, la accesibilidad a establecimientos especializados como, por ejemplo, esta tienda de cosmética natural así como a todo tipo de soluciones en parafarmacia online FarmaJSanchez han abierto las puertas a un mundo de infinitas posibilidades para, de una vez por todas, tener un estilo de vida plenamente saludable.

Pero, ¿qué se necesita para mejorar, de forma generalizada, nuestro estado de salud? A continuación compartimos contigo algunas claves que te ayudarán a lograrlo. ¡Toma nota!

La importancia de la nutrición

Nuestra nutrición es, sin duda, uno de los factores de influencia más importantes. La clave de una dieta saludable está en la variedad. Poseer conocimientos de cocina puede abrir la puerta a infinitas posibilidades de mejorar nuestro estado de salud, especialmente, si ello conlleva renunciar o evitar en la medida de lo posible las recetas basadas en frituras. Habituarnos a consumir más platos elaborados al vapor o al horno puede proporcionar grandes beneficios a largo plazo.

Uno de los grandes factores de riesgo es el consumo en exceso de productos procesados. Eliminarlos sustituyéndolos por alternativas de origen vegetal puede marcar una importante diferencia a la hora de prevenir o paliar deficiencias. Por otro lado, un excesivo consumo de azúcares va asociado a la proliferación de una gran variedad de enfermedades por lo que se hace imprescindible mantenerlo a raya. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, sólo un 5% del azúcar que consumimos, en promedio, en nuestra dieta, constituyen beneficios en nuestra salud.

La actividad física

Implementar una rutina basada en la práctica de actividades deportivas moderadas puede tener un impacto positivo directo sobre nuestra salud a todos los niveles. Lo recomendable es hacerlo, al menos, en sesiones de 30 minutos con una frecuencia de 2 o 3 veces por semana. Además, como ocurre con cualquier otro tipo de hábito, la constancia juega un papel fundamental. Por ello, lo más aconsejable es evitar aquellas fórmulas basadas en imperativos sociales y que se alejan de nuestras preferencias. Para mejorar nuestra predisposición y mantener en el tiempo nuestra rutina deportiva, lo más recomendable es optar por actividades que realmente nos resulten apetecibles y que, por cualquier motivo, constituyan una motivación y una oportunidad para desconectar de las responsabilidades o las presiones inevitables del día a día.

El estrés

Los riesgos asociados al estrés crónico abarcan la debilitación de defensas, el incremento de la presión arterial, mayores probabilidades de desarrollar diabetes, insuficiencia cardíaca, ansiedad, contracturas musculares o problemas de sueño. En realidad, su alcance es mucho más serio de lo que, en principio, se tiende a pensar.

De acuerdo con la literatura científica disponible, el estrés laboral, una de las modalidades más extendidas, incrementa las posibilidades de sufrir enfermedades y alteraciones coronarias en un 68% así como de sufrir infartos de miocardio en un 23%.

Padecer un cuadro de estrés cronificado puede ser la antesala a problemas de salud de extrema gravedad. Además, uno de los principales problemas que van asociados a este tipo de condiciones es la aparición de un ciclo difícil de romper. El estrés genera situaciones problemáticas tanto desde el punto de vista emocional como físico pero estas, a su vez, generan más estrés por lo que al final sus efectos se amplifican pudiendo generar contextos altamente destructivos.

El estrés es, sin duda, una de las enfermedades más generalizadas del mundo contemporáneo por lo que conocer y aplicar medidas de prevención así como recurrir a tratamientos especializados puede determinar nuestro futuro. Un plan de respuesta integral abarca la implementación de actividades relajantes como la meditación, la programación de rutinas deportivas efectivas, el diseño de una dieta saludable, recibir atención especializada mediante terapias psicológicas y (en caso de necesitarlo) complementos farmacológicos.

Grandes factores de riesgo

En la actualidad existen prácticas legitimadas y normalizadas que promueven estilos de vida poco saludables. A veces, disociarse de este tipo de contextos resulta relativamente complejo debido a su generalización. El consumo de alcohol, el sedentarismo, el consumo de comida rápida o el tabaco son algunos de los factores de riesgo más presentes en nuestro día a día. Tener consciencia de ello y aplicar las medidas preventivas (por ejemplo, evitar determinados ambientes o círculos sociales en la medida de nuestras posibilidades) pueden minimizar las probabilidades de desarrollar enfermedades a largo plazo como el cáncer, la hipertensión o la obesidad. La buena noticia de esto es que hablamos de factores modificables y, por tanto, controlables siempre que se apliquen las medidas preventivas oportunas.

Ten felices sueños

El ser humano destina un tercio de su vida a dormir por lo que el sueño constituye uno de los factores de influencia más importantes en lo que respecta a nuestro estado de salud. El sueño es una función vital que promueve la reparación de nuestro organismo, el fortalecimiento de nuestro sistema inmunológico o la renovación de nuestras células. Cuando se padecen alteraciones de sueño como el insomnio nuestra salud física y psicoemocional puede prender de un hilo. A menudo, esto está relacionado con factores modificables o problemas de salud secundarios tratables como el estrés crónico. Asimismo, la alimentación nuevamente o la práctica de deporte tienen mucho que decir al respecto. Establecer rutinas a la hora de marcar nuestros horarios de descanso o minimizar el consumo de bebidas con altos contenidos de cafeína son algunas de las recomendaciones más efectivas que pueden ayudarnos a sanear nuestra rutina de descanso.

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