España

Las autoridades de Madeira temen que haya más de los 32 muertos registrados

Las autoridades de Madeira temen que haya más de los 32 muertos registrados hasta ahora por las lluvias torrenciales que sufrió ayer la turística isla portuguesa, cuya capital, Funchal, fue anegada por las riadas.

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Las autoridades de Madeira temen que haya más de los 32 muertos registrados hasta ahora por las lluvias torrenciales que sufrió ayer la turística isla portuguesa, cuya capital, Funchal, fue anegada por las riadas.

Según fuentes oficiales, ya han sido atendidos en los hospitales más de un centenar de heridos, hay al menos una docena de desaparecidos, según denuncias de sus familiares, y los servicios de socorro no han podido acceder todavía a poblaciones aisladas por el corte de las carreteras y las líneas de teléfono.

Las fuertes lluvias obligaron a desalojar dos centros comerciales y varias zonas de la parte baja de la ciudad, de cien mil habitantes.

En sus barrios periféricos hubo personas arrastradas por las aguas y otras sepultadas al derrumbarse los techos de sus casas o quedar atrapadas en deslizamientos de tierra.

Un padre contó afligido por televisión cómo una incontenible riada se había llevado de su casa a un hijo de cinco años, cuyo cuerpo había podido rescatar, y a su mujer, que aún no había aparecido.

Fuentes de los servicios de protección civil y de las autoridades locales dijeron a EFE que siguen los trabajos de rescate y el recuento de las víctimas, que tanto el Gobierno central como el regional mantienen hasta ahora en 32.

Pero los servicios de protección civil buscan aún en el lodo y los automóviles destrozados por las riadas otras posibles víctimas, que también podrían aparecer cuando haya informes completos de las localidades del interior de la isla.

De geografía muy accidentada y con un total de 250.000 habitantes, que supone casi toda la población de las cinco islas del archipiélago, Madeira ha visto cómo en 12 horas de lluvias torrenciales carreteras, puentes y urbanizaciones enteras eran barridas por la fuerza de las aguas.

La intensidad de las lluvias, las peores en 40 años, desbordaron a los servicios de bomberos y protección civil, que al final de la tarde recibieron ya el apoyo de fuerzas militares y refuerzos enviados desde el continente.

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