A los habitantes de Maierato, un pueblo de la región sureña de Calabria, y de San Fratello, en Sicilia, sólo les queda esperar que la montaña se detenga y sus viviendas puedan salvarse del imparable alud de fango y piedras.
Cerca de unos doscientos ciudadanos de Maierato tuvieron que ser evacuados cuando se desmoronó parte de la montaña sobre la que se erige el pueblo y ayer, toda la población, cerca de 2.300 personas, fue obligada a dejar sus casas ante el inminente peligro.
El alcalde de Maierato, Sergio Rizzo, definió como “apocalíptico” lo que le ocurre al pueblo, mientras que sus paisanos buscan cobijo en los palacios de deporte y cuarteles que les han puesto a su disposición.
La Cruz Roja italiana ha también organizado un hospital y una cocina de campo para asistir a los evacuados.
Completamente desierto desde ayer está el pueblo siciliano de San Fratello, situado en las laderas del monte Nebrodi, que ha tenido desprendimientos, lo que produjo que se hayan levantado las carreteras y destrozado las casas.
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