Pedro Sánchez se presta a la caricatura. Durante algún tiempo se culpó al gurú de la comunicación política Iván Redondo de los excesos del presidente, pero, sin Iván Redondo, el presidente sigue en la picota por protagonizar episodios chuscos e indignantes. Los que tienen que ver con los reyes, el 12 de octubre y sus errores de protocolo son ya un clásico. El uso no motivado del Falcon o las fotos con gafas de sol como si se tratara de Tom Cruise o el paseo por Nueva York, también.
La derecha da por acabado al líder del PSOE y sus terminales mediáticas le atacan sin piedad salvo durante las emisiones deportivas, confrontando el gesto serio de Feijóo (dando por hecho que el gesto avinagrado del ex presidente de la Xunta es muestra de solvencia) con la frivolidad de cuanto hace Pedro Sánchez.
Pero, entonces, el presidente sube a la tribuna del Congreso de los Diputados y hace una faena de esas que recuerdan por qué llegó a liderar al PSOE con todo el aparato en contra y por qué es presidente del Gobierno. Sin ser un excelente orador, Pedro Sánchez se llevó el gato al agua ante el examen del Pleno del Congreso de los Diputados de este jueves. No solo confrontó su modelo social con las recetas del pasado de Feijóo, sino que desmontó definitivamente el argumento más repetido de la derecha para cuestionar el pago de impuestos: “Quien dice que el dinero está mejor en los bolsillos de los ciudadanos, también nos está diciendo que las soluciones están mejor en el bolsillo de los ciudadanos”. Todo ello para defender la necesidad de reforzar los servicios públicos. Acierta.
El PP está agotado ideológicamente. Feijóo no ha solucionado la gravísima crisis abierta por el cisma de Santiago Abascal y la escisión de Vox. Es habitual la doble militancia en redes sociales: afiliados que comparten a Ayuso y al líder del partido de la extrema a derecha, o que le dan la razón a Juanma Moreno y cargan contra Macarena Olona sin cambiar el Yo soy de Vox de su foto de perfil.
Desde el punto de vista económico y fiscal, los populares siguen a la presidenta madrileña. Juanma Moreno quiere convertir Andalucía en la comunidad autónoma más próspera de España. Dice. Algo que no se puede hacer eliminando algún impuesto y rebajando otro, por cierto. Pero esta fórmula, que no es en absoluto nueva y ya les funcionó en 2011, en plena crisis inmobiliaria, puede ser ineficaz en la actual coyuntura.
La clave está en que es prácticamente unánime el acuerdo en que es preciso reforzar el Estado y la cobertura social. Hablamos de Sanidad, para salvar vidas, tal y como hemos sufrido en nuestras propias carnes con las UCIs saturadas y una campaña de vacunación masiva ejemplar, pero también hablamos de Educación: es absurdo negar ya que el patrimonio genera gravísimas desigualdades en el acceso a la formación y, por lo tanto, determina las oportunidades laborales; el ascensor social no funciona. Queda aún demasiado para las elecciones generales y las amistades peligrosas independentistas pueden hacer descarrilar definitivamente el proyecto de Pedro Sánchez. Pero, ojo, que a Feijóo puede que le voten solo los que tienen seguro médico y pueden pagar un máster a sus hijos.
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