La propuesta de Calderón, que será discutida en los días siguientes por autoridades locales y sociedad civil, fue hecha en una reunión con parte de su gabinete, el gobernador del estado de Chihuahua, José Reyes Baeza, el alcalde de Ciudad Juarez, José Reyes Ferriz, representantes sociales y familiares de los jóvenes asesinados durante una fiesta el pasado 31 de enero.
Calderón escuchó antes a representantes sociales que le pintaron el negro panorama que vive esta urbe de 1,5 millones de habitantes, vecina de la estadounidense El Paso (Texas), y denunciaron abusos de militares desplegados por miles en esa localidad para combatir al narcotráfico.
Sobre esas acusaciones el mandatario insistió que no sacará al Ejército de Juárez y pidió que se documenten las denuncias de violación cuando se cometan esos actos, exigiendo que no se señale sin argumentos.
“No se vale el abuso, pero tampoco denostar a los soldados que están arriesgando su vida por otros ciudadanos”, dijo Calderón al salir en defensa del Ejército, el pilar de su lucha contra el narcotráfico.
En los últimos tres años se han registrado en el país unos 17.000 muertos, la mayoría, según las autoridades, producto de las luchas entre cárteles.
El mandatario abogó por enfrentar el problema desde cuatro ejes: institucional, operacional, social, y de participación ciudadana.
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