Ser miembro de familia numerosa e hijo de madre trabajadora a la vez debe disminuir forzosamente el grado de exigencia a la hora de sentarse a la mesa.
Es lo que seguramente ocurrió con el escritor y articulista Enrique García -Maiquez, al que por lo general le encantaba la comida que servían en el comer escolar y hasta en la mili.
Con él nos sentamos a mesa y mantel en Piparra, uno de los locales de moda este verano en El Puerto.
Sus habituales seguidores saben de su predilección por Chesterton, que sale a colación durante el almuerzo a propósito de su teoría respecto a la gula: "Decía que uno no peca mortalmente de gula hasta que no pierde el conocimiento".
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