Los hechos ocurrieron el pasado enero cuando el reclamante, al masticar un caramelo de regaliz que había comprado, notó un objeto extraño en su interior y comprobó que se trataba de un diente ortopédico con su tornillo incorporado. Ante la gravedad y notoriedad del hecho se puso en conocimiento del Servicio de Consumo de Sevilla para que diese traslado de la denuncia a las autoridades extremeñas.
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