De cuerpo desnudo pero con el alma vestida de sueños nos encontramos. Mi patria era el suelo que se dibuja desde la estación de autobuses a la de trenes. Mientras dormía bajo un techo de estrellas y lunas en lugar de simples tejas, el diablo tejía mi destino con hilo fino en lo más profundo de mis entrañas. Desubicado como un niño que observa a sus padres discutir a gritos, y mientras podaba las desarraigadas raíces que a nada ni nadie se agarraban, sin tierra que regar, me topé con sus pupilas en las que despertaba un nuevo amanecer, la pureza del alba más bondadosa incluso en mitad de nuestras propias guerras. Ayuda muda. Ayuda desnuda. Ayuda pura. Fue él y la simpleza perfecta de su cariño, fue él mi mucho mejor amigo.
Pensé en hablar de anécdotas, de noches y muchas noches, de días y grandes días. De aquel b52, de cuando robábamos patatas asadas, de cuando yo era Toni y tu mi amante en aquella cama en Fuenteolletas, de botellas, de apagar con nuestro aliento la mañanaFue él quien me abrió esas puertas que me blindaron del frío y la lluvia que anegan el camino de los que nacen sin bolsillos. Fue él quien osó no burlarse de los planes que aún nadie había visto, ni escrito, apenas unas pinceladas de palabras sin saliva, apenas papelillos ahítos de diatribas, apenas unos versos enloquecidos en busca de su poema, apenas un joven abriéndose a la vida. Fue él el primer escalón de mi escalera. Fue él y quienes lo conocéis sabéis que no podía ser de otra manera. Fue él quien para mi fuego es mecha y madera. Ayuda muda. Ayuda desnuda. Ayuda pura. Fue él y la simpleza perfecta de su cariño, fue él mi mucho mejor amigo.
Cuando cierro mis verdes ojos, y lo pienso, le siento y os juro que me conjuro y no tengo forma de demostrarle mi agradecimiento. Letras y palabras, aún manejándolas a mi antojo, no alcanzan ni para darle las gracias por los cinco primeros minutos en los que de su menudo cuerpo, cual diosa Shiva, salieron sus muchos brazos para sostenerme, equilibrarme y evitar mi inevitable caída, que aunque estaba escrita no contó ese cruel párrafo de mi vida que ya un servidor contaba con su ayuda. Ayuda muda. Ayuda desnuda. Ayuda pura. Fue él y la simpleza perfecta de su cariño, fue él mi mucho mejor amigo.
Y es impotencia el deseo perpetuo de agradecerle todo por lo que por mí ha hecho, pero sobre todo agradecerle que me permita quererle. Él solo quiere querer, yo amo querer. Y es tan fácil amarlo que se lo tengo que agradecer. Así que te lo agradezco y eso es también Ayuda muda. Ayuda desnuda. Ayuda pura. Fue él y la simpleza perfecta de su cariño, fue él mi mucho mejor amigo.
Los años se adentraron en la piel creando meandros en ríos de arrugas que van desde el rostro hasta los pies. Años en los que jamás he dejado de contar contigo. Gordo y calvo, pero es mirar un precipicio y al borde permanece tu mano, como centenario árbol, firme y abierta y siempre dispuesta… de tu boca a mis gritos de socorro el NO nunca fue una respuesta. Ayuda muda. Ayuda desnuda. Ayuda pura. Fue él y la simpleza perfecta de su cariño, fue él mi mucho mejor amigo.
Pensé en hablar de anécdotas, de noches y muchas noches, de días y grandes días. De aquel b52, de cuando robábamos patatas asadas, de cuando yo era Toni y tu mi amante en aquella cama en Fuenteolletas, de botellas, de apagar con nuestro aliento la mañana, pero de esa parte ya se ha encargado Rafa. Por eso decidí hablar de ayuda muda. De ayuda desnuda. De ayuda pura. Fue él y la simpleza perfecta de su cariño, fue él mi mucho mejor amigo.
Y de nuevo casi desnudo, como el día que me topé con tus pupilas, y ahora que hemos enterrado varios lustros, quiero darte las gracias por compartir cada tesoro que tenías. Tus amistades han sido también las mías. Y ese grupo de tus amigos te recuerdan es, para todos nosotros, mucho más que mil cofres de oro. Es vida. Son minutos húmedos de lágrimas pero casi siempre han sido y son de risa. La risa, mi preferida, la risa, mi gran amiga, la risa… porque cómo nos hemos reído y nos seguimos riendo. Si ahora os enseño un huevo, nos partimos el culo, pero lo mejor de todo es que al bajar nos lo enseñaremos y nos haremos unas fotos repletas de pellejos. El tifus lo sabe, pero es Óscar quien no tiene ninguna duda, mientras que a Edu le tiemblan las piernas, Rafa da fe de ello, Pedro se acicala el vello, el Bola ya quita la ropa, Sergio no sabe si es de este nido y evidentemente ni Fernando ni el Pola han venido.
Aún así, está más que claro que hoy nos haremos unas fotos de nuestros caídos y desvanecidos y encanecidos y semivacíos escrotos que cumplen ya medio siglo, es decir, hoy volveremos a hacer lo nunca visto. Y es gracias a ti, mi Javi, mi Tifus, porque eres mi ayuda muda. Mi ayuda desnuda. Mi ayuda pura. Porque eres tú la simpleza perfecta del cariño, eres tú mi mucho mejor amigo, aun así, para que no vomiten las demás miradas, no me quito el calzoncillo, pero solo quiero que sepas que aún sin ropa estoy vestido y que sin ti este milagro, el estar desnudo pero maravillosamente arropado, jamás lo hubiera conseguido. Porque sin ti, mi mucho mejor amigo, no estaría aquí y seguiría siendo un juguete en manos de aquel destino que el diablo tejía con hilo fino en lo más profundo de mis entrañas. Así que hermano, feliz cumpleaños, te quiero y te amo, y ahora a por esa puta foto de esos escrotos que cada año están más alejados de nuestros oscurecidos anos.
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