Paco Domouso era el pequeño de los hermanos de una familia numerosa. Los recuerdos de su infancia están relacionados con la cocina de su madre, muy casera y muy auténtica. De adulto, por sus viajes profesionales, experimentó la insatisfacción de comer sólo, y valoró mucho más la suerte de poder compartir.
En sus años al frente de la dirección de Cáritas en Jerez, entabló una relación casi familiar con la familia que regenta el bar El Molino, a apenas doscientos metros del palacio de Bertematti.
Allí nos sentamos a mesa y mantel para desmitificar aquello de que el amor con la buena mesa no es compatible con ejercer la caridad con los más necesitados.
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