El único olivo plantado en el Patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba, en la misma ubicación desde 1741, es de una variedad a la que se la ha denominado Ocal cordobesa, que “debía ser importante antiguamente porque estaba difundida por todo el Sur de la Península”.
Así lo entiende Raúl de la Rosa Navarro, investigador titular del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria, Pesquera, Alimentaria y de la Producción Ecológica (IFAPA), ubicado en el Centro Alameda del Obispo, en Córdoba, que hace cuatro años inició una prospección en Andalucía de variedades locales de olivo, que incluían muestras de árboles singulares.
Por ello, se sabe que el único olivo entre los casi 120 ejemplares arbóreos del Patio de los Naranjos, fundamentalmente de la especie que le da nombre, 96 árboles, junto a doce cipreses y nueve palmeras es la misma variedad que en el Levante español se conoce como Hojiblanca de Navarrés, que se cultiva en una comarca de Valencia, y que en el Sur de Portugal se llama Manzanilla de Algarabía.
La plantación del olivo “hacia 1741”, hace 281 años, la data Manuel Nieto Cumplido en su libro ‘La Catedral de Córdoba’ (Obrs Social y Cultural de CajaSur, 1998), citado ya en 1744 como el único ejemplar de esta especie que ha habido jamás en el recinto.
IGUAL QUE UN OLIVO DE JAÉN Y OTRO DE MONTORO
La variedad del Patio de los Naranjos había coincidido con varias entradas anteriores del Banco Mundial del Germoplasma de Variedades del Olivo, que el IFAPA, que depende de la Junta de Andalucía, tiene en la Alameda del Obispo.
Concretamente, una que había llegado del antiguo Jardín de Variedades de Jaén, con el nombre de Ocal, a la que se le añadió el número 25 como un ordinal, otra de Montoro, una población olivarera de la provincia cordobesa, con el nombre de Tomatillo, y con otras algunas variedades de la falda de la Sierra Morena de Córdoba.
De la Rosa Navarro precisa que “la variedad Tomatillo presentaba unas ligeras diferencias en la morfología respecto a la variedad del olivo de la Mezquita y a los de la falda de la Sierra Morena, leves en la morfología del fruto, que apuntaban a lo que se conocen como mutaciones intracultivar.
Se trata de una pequeña variabilidad que hay dentro del mismo olivar que se debe a la propagación vegetativa durante bastantes años de esa variabilidad que va acumulando pequeñas mutaciones y algunas de ellos se reflejan en el fenotipo o en la forma, en este caso, del fruto, del hueso”.
“Con esa pista ya sabíamos que debía ser una variedad antigua, que estaba muy dispersa por el Sur de la Península y que debía ser bastante emblemática e importante en Córdoba, ya que estaba presente en el emblemático Patio de los Naranjos de la Mezquita”, explica a Efe De la Rosa.
Para Angjelina Belaj Memaj, investigadora también en el IFAPA y responsable del Banco, “el hecho de que se encontrase en toda la falda de la Sierra de Córdoba, probablemente serían territorios de la Iglesia en su momento, deja claro que se cultivaba, y el hecho de plantarla en el Patio de los Naranjos es claro que en su momento sería una variedad importante y conocida”.
El investigador del IFAPA recuerda que “volviendo atrás, vimos que la entrada que teníamos del Jardín de Variedades de Jaén tenía el nombre de Ocal 25 y que el 25 es referencia al número de accesión, entonces es que era de las primeras y Ocal era una homonimia, es la misma denominación para variedades diferentes”.
La denominación ‘ocal’ “hace referencia”, subraya, “a hueco, quizás al fácil desprendimiento del hueso y, por lo tanto, es un fruto destinado a la mesa”, apunta, aunque “también se refiere a las peras y manzanas cuando son dulces”, interpela Angjelina Belaj, “por lo que también puede significar esto”.
OCAL CORDOBESA POR ESTAR EN EL PATIO DE LOS NARANJOS
De ahí, que el Banco Mundial del Germoplasma de Variedades del Olivo decidiese rebautizar la Ocal 25 procedente de Jaén por Ocal cordobesa, “al estar en el Patio de los Naranjos de la Mezquita, para tener un nombre más afín a su lugar de mayor predominancia”, rememora ahora De la Rosa.
Francisco Jesús Gómez Gálvez, investigador posdoctoral contratado en el IFAPA de Córdoba, afirma que, “cuando se evalúe, cuando se vea las características agronómicas que tiene, a lo mejor pueda dar una pista de por qué se abandonó” su cultivo, que Angjelina Belaj está convencida que se expandió desde Córdoba.
En todo caso, resalta, “ahora mismo hay que pensar que fue una variedad que fue muy popular, que hasta se plantó en la Catedral, y no sabemos por qué se dejó de cultivar cuando ahora mismo hay variedades probablemente más antiguas que esa que se siguen cultivando, como un ejemplo muy raro, como es el Lechín de Granada, que tiene más de mil años, o la Hojiblanca, se siguen cultivando mucho”.
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