Ucrania continuó este sábado los intentos de extender al Donbás y Jersón el éxito de su contraofensiva en Járkov, mientras Moscú prosiguió reforzando sus tropas con voluntarios de distintas regiones de Rusia.
"Las fuerzas ucranias continúan la contraofensiva en el noreste del país, mientras las tropas del Kremlin han establecido una línea de defensa entre el río Oskil y la localidad de Svatove", según informó en su último parte el Ministerio de Defensa británico.
De acuerdo con los militares del Reino Unido, Rusia mantiene el control de esta zona, "donde pasa una de sus pocas rutas de suministro desde la región rusa de Bélgorod", limítrofe con las regiones ucranianas de Járkov, Lugansk y Sumy.
Según la inteligencia británica, cualquier pérdida sustancial en la provincia de Lugansk, cuyo control Rusia clamó en julio, "socavará la estrategia de Moscú".
"Es probable que Rusia intente llevar a cabo una defensa obstinada de este aérea, pero no está claro si sus tropas tienen suficientes reservas o la moral adecuada para resistir otro ataque ucraniano", indica el informe.
El Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW) señaló, a su vez, que las fuerzas ucranianas se hicieron con el control de toda la ciudad de Kupiansk, dividida por el río Oskil.
También siguen los combates en torno a Liman, a unos 54 kilómetros de la ciudad de Izium, en la región de Járkov, que Ucrania recuperó hace una semana.
Liman es estratégicamente importante porque se encuentra a pocos kilómetros de la frontera con Lugansk.
Este sábado, los militares ucranianos informaron de su control sobre un poblado a 12 kilómetros de Liman y publicaron imágenes con el izado de la bandera ucraniana en la aldea liberada.
MOVILIZACIÓN EN LAS REGIONES
Las autoridades rusas se resisten a declarar la movilización general, pero algunas regiones comenzaron a declarar la "auto-movilización" en un intento de proporcionar fuerzas adicionales al Ejército ruso.
Inicialmente, esta iniciativa fue expresada por el líder chechén, Ramzán Kadírov, y a lo largo de la semana la secundaron varios gobernadores rusos.
Según dijo Kadírov, si cada región rusa moviliza al menos 1.000 voluntarios, los objetivos "de la operación militar especial" rusa en Ucrania serían alcanzados en un tiempo más reducido.
Según el dirigente chechén, los gobernadores no deben "sentarse a esperar" a que la campaña militar acabe, sino que deben ayudar al Gobierno con medidas concretas.
"Tenemos muchos patriotas dispuestos a engrosar las filas de voluntarios", opinó.
El último en apoyar la propuesta de Kadírov fue el jefe de la región de Magadán, Serguéi Nósov, quien señaló ayer que además de la movilización local, se requiere una mejor cooperación entre las regiones para las necesidades de la "operación militar especial".
Esta semana, el líder comunista ruso, Guennadi Ziugánov, aseguró que la "operación militar especial" en Ucrania se ha convertido en "una guerra", por lo que es necesario movilizar todos los recursos del país.
JERSÓN, NUEVAMENTE EN EL PUNTO DE MIRA
Tras unos ataques contra la administración prorrusa de la región de Jersón, que se produjeron en la homónima capital de esta provincia la víspera, el frente sur volvió a estar en el punto de mira.
El bombardeo, según los prorrusos, ha causado cuatro muertos y varios heridos. Moscú ya ha calificado estos ataques de actos territorios, mientras el asesor presidencial ucraniano, Mikhaylo Podolyak, aseguró que se trata de objetivos legítimos.
Según el subjefe de la administración de Jersón, Kiril Stremoúsov, pese a los ataques ucranianos la región continúa bajo el control de las fuerzas rusas.
Este sábado, el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó hoy que las tropas rusas han frustrado un nuevo intento de contaataque ucraniano en sobre Jersón.
"Durante los combates (en la región) en unas horas fueron abatidos más de 120 militares ucranianos", dijo el portavoz castrense, Ígor Konashénkov.
Las fuerzas rusas también liquidaron siete tanques y 13 blindados cerca de la localidad de Pravdino en el marco del intento de los ucranianos de avanzar en Jersón, agregó.
A la vez, tras el asesinato de varios funcionarios prorrusos, las fuerzas de Moscú intensificaron la búsqueda de colaboradores ucranianos en territorios bajo su control.
Solo en una semana, según la Guardia Nacional rusa, en las regiones de Jersón y Zaporiyia fueron detenidas 52 personas sospechosas de vínculos con el Servicio de Seguridad de Ucrania.
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