Jerez

La Virgen del Buen Fin de Jerez pasa a recibir culto como Nuestra Señora de las Aguas

El Obispado atiende la petición de la Hermandad de la Lanzada, que entiende más justificada esta nueva advocación

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  • La 'nueva' Virgen de las Aguas, junto al Cristo de la Lanzada. -

El obispo de Asidonia-Jerez, José Rico Pavés, ha atendido una petición formulada tiempo atrás por el cabildo general de la Hermandad de la Lanzada para que la Virgen del Buen Fin -que no procesiona- empiece a recibir culto bajo la advocación de Nuestra Señora de las Aguas.

De este modo se cumple un viejo anhelo de los cofrades del Jueves Santo, que de algún modo nunca habían aprobado la advocación de la imagen salida de las gubias de Luis Álvarez Duarte.

En su exposición de motivos, la corporación recordaba que cuando fue fundada en 1949 únicamente recogió una advocación mariana -Gracia y Esperanza- que es bajo la cual recibe culto la imagen que procesiona en su paso de misterio. Veinte años después, en 1969, un grupo de hermanos encabezado por Joaquín Baro de Alba adquiere la nueva imagen de Álvarez Duarte con la pretensión de sustituir a la Virgen de Gracia y Esperanza en el paso de misterio.

Sin embargo, parece que la dolorosa no termina de encajar a los pies del Cristo de la Lanzada y se desecha la idea. También pesó en esta decisión las supuestas irregularidades que se cometieron en el proceso de compra.

Lo cierto es que la imagen pasa a ser custodiada por Baro de Alba en su propio domicilio, regresando a dependencias internas de la cofradía cuando accedió al cargo de hermano mayor, aunque ya pensando en la posibilidad de un futuro paso de palio.  

Coincidiendo con ese periodo la hermandad asistió a un proceso de mímesis con La Lanzada de Sevilla, que tiene como titular mariana a María Santísima del Buen Fin.

Parece que ese fue el único argumento que se esgrimió entonces a la hora de buscar una advocación para la dolorosa.

El cambio de advocación aprobado ahora tiene como objeto imbricar la misma con el título de la corporación, así como entroncar con el espíritu carmelita que desde su fundación la caracteriza.

Hay que recordar a este respecto que ya en 1939, cuando se produce el primer intento de fundación alentado por la comunidad, como sección de penitencia de la Hermandad de Caballeros del Carmen; la comunidad mantuvo cultos cuaresmales presididos por la imagen de Santísimo Cristo, ya conocido como de la Lanzada.

En el primero de los aspectos la advocación de Aguas se relaciona claramente con el agua que mana del costado abierto de Cristo, prefiguración como ya queda dicho del sacramento del Bautismo, sacramento iniciático de incorporación a la comunidad cristiana mediante el lavado con agua del pecado original y que otorga el don de la gracia.

En el segundo guarda una relación directa con el pasaje del primer libro de los Reyes en el que la tradición fundamenta el origen de la Orden de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, que dice así: “Y a la séptima vez dijo: He aquí que una nube pequeña como la palma de un hombre sube del mar”.

En esta pequeña nube, que sube del mar y se transforma en la gran tormenta que acaba con la sequía que afligía al pueblo de Israel, se vio ya desde antiguo la prefiguración de una virgen de la que nacería El Mesías, y en torno a cuyo culto se funda en dicho monte una comunidad de eremitas, progenie de la orden carmelita.

El cambio de advocación parece por tanto plenamente justificado y razonable, sobre todo teniendo en cuenta además que fue el deseo que el cabildo de hermanos expresó de modo mayoritario.   n   La entrevista al completo en vivajerez.es

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