Más de 10.000 personas, incluyendo civiles y miembros de las fuerzas de seguridad, han muerto en Burkina Faso por los ataques de los grupos terroristas desde 2015, señaló a última hora de este jueves el ministro de Justicia del país, Me Barthélémy Kéré.
"Los ataques terroristas que han padecido las poblaciones e instituciones de Burkina Faso desde 2015 han provocado graves violaciones de los derechos humanos y la muerte de más de 10.000 personas", lamentó Barthélémy Kéré en Uagadugú, la capital del país, durante un evento por el Día Internacional de Conmemoración y Homenaje a las Víctimas del Terrorismo.
"Además, estos ataques han tenido graves consecuencias físicas y psicológicas para muchos ciudadanos", añadió el ministro de Justicia.
Barthélémy Kéré recalcó algunas medidas que el Gobierno de Burkina Faso ha realizado para encarar esta situación, como "un fortalecimiento del marco legal e institucional" para "la promoción de los derechos de las víctimas" y la creación de una "corte especializada en actos terroristas".
Asimismo, el ministro destacó el establecimiento de "mecanismos especiales para la protección de las víctimas".
Sin embargo, en el mismo evento, los representantes de las víctimas del terrorismo y sus familiares indicaron que el Estado burkinés aún necesita realizar más esfuerzos ante la magnitud de esta crisis, incluidas más medidas de prevención, así como tratamientos psicológicos para los supervivientes.
"Ignorar la salud mental de las víctimas es un riesgo que puede generar a largo plazo un gran problema social y más grupos terroristas, todo por culpa de nuestra ausencia de anticipación e introspección", lamentó uno de los representantes, Pascal Lankoandé.
Burkina Faso sufre desde abril de 2015 ataques yihadistas perpetrados tanto por grupos afiliados a Al Qaeda como al Estado Islámico.
La región más golpeada por estos ataques es la del Sahel (norte), que comparte frontera con Malí y Níger, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, como la región del Boucle du Mouhoun (oeste), desde 2017, y la región Este del país, desde 2018.
La inseguridad ha ocasionado que el número de desplazados internos en Burkina Faso ascienda ya a cerca de dos millones de personas, según los últimos datos del Gobierno.
El pasado 24 de enero, los militares tomaron el poder en un golpe de Estado -el cuarto en África occidental desde agosto de 2020- y depusieron al jefe de Estado, al que acusaron de no haber hecho suficiente para luchar contra el terrorismo.
La junta militar que gobierna Burkina Faso desde ese momento está llevando a cabo operaciones militares contra los grupos yihadistas en varias regiones del país.
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