El primer ministro polaco, Donald Tusk, aprovechó su intervención para pedir ayuda a la comunidad internacional para mantener vivo el recinto de Auschwitz, “la evidencia de un crimen que algunos quieren ahora negar”.
“Confío en que más países se unan a nuestro esfuerzo”, señaló Tusk en referencia a los problemas económicos que arrastra el museo en que se ha convertido el campo de concentración, donde es necesaria una inversión importante para mantener en pie sus edificios, “salvar el pelo humano, las gafas, las dentaduras e incluso los juguetes, todos pruebas del genocidio”.
“Recordar lo que sucedió en Auschwitz es importante para evitar que se vuelvan a producir esos crímenes”, recordó el presidente de Polonia, Lech Kaczynski, quien quiso comenzar su discurso dedicando sus palabras a los 150 supervivientes presentes y a quienes fueron asesinados por la locura nazi.
“Recordando el pasado ayudamos a crear un futuro de decencia y verdad para todos los hombres”, añadió el jefe del gobierno israelí, Benjamín Netanyahu, antes encender junto al resto de representantes internacionales una vela en recuerdo de las víctimas del campo.
El 27 de enero de 1945 el ejército soviético abría las puertas del infierno en Auschwitz-Birkenau, donde aún se encontraban algo más de 7.500 prisioneros, que recuperaban la libertad tras sobrevivir al horror de los campos de concentración nazis, donde Adolf Hitler puso en práctica con mortífero éxito su solución final.
Posiblemente los soldados soviéticos se encontraron con un escenario similar congelado por el intenso frío, tal y como sucedía ayer, con una temperatura de 15 grados bajo cero, un frío capaz de congelar hasta los párpados pero incapaz de ocultar la desolación y la muerte que había reinado en esta prisión.
Junto con la sombra de los supervivientes, los liberadores descubrieron en los almacenes más de un millón de trajes y vestidos y cerca de ocho toneladas de cabello humano, que los nazis aprovechaban junto con otras partes de los cuerpos de sus víctimas como si de una gran factoría humana se tratase.
Se estima que más de 1,1 millones de personas, en su mayoría judíos, perecieron en Auschwitz y en el campo anexo, Birkenau (Oswiecim y Brzezinka en polaco) debido a las palizas, las cámaras de gas Zyjklon B, el hambre, el agotamiento y las enfermedades.
El superviviente Moshe Haelion, de 85 años, lamentó que todavía haya personas que cuestionan la realidad del Holocausto, y pidió más esfuerzos para hacer llegar a los más jóvenes las atrocidades cometidas por el nazismo durante la II Guerra Mundial.
“Me llevaron a Auschwitz desde Grecia en abril de 1943, cuando tenía 18 años, y aunque jamás antes había trabajado, me obligaron a cavar zanjas, transportar muertos. Muchas veces pensé que no sobreviviría, tal y como sucedía con muchos que llegaron”, evocó.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es