Padres e hijos comparecieron ayer ante los medios de comunicación en la residencia de la embajada de España en Santo Domingo, donde anteanoche se produjo el encuentro entre ellos a puerta cerrada, y contaron cómo ha sido el final del proceso de adopción.
Las familias recordaron que tras el terremoto que asoló Haití, en especial Puerto Príncipe, pasaron unos días de gran preocupación hasta que supieron que los pequeños estaban bien, y ayer se mostraron felices de tener por fin consigo a sus hijos.
El encuentro del martes fue “muy emotivo”, coincidieron en señalar los padres, todos ellos residentes en el área metropolitana de Barcelona. “Enseguida se adaptaron a nosotros”, explicó Reyes, quien comentó que su hija no se separó de ella en ningún momento: “Ha estado toda la noche abrazada a mí”.
“Estaban tan agotados como nosotros. No han dormido tanto como tendría que dormir un niño de su edad, pero han dormido mucho”, agregó Aurelio Fernández, padre de Yanira.
Mientras los pequeños jugueteaban con los micrófonos de los medios de comunicación, los padres y madres explicaron que los pequeños están algo asustados por las novedades.
Se trata de algo normal en cualquier adopción, según Aurelio Márquez, pero “las circunstancias previas que han vivido nuestros hijos también condicionan un poco la adaptación”, precisó Márquez.
“Nuestros hijos por suerte han salido, pero aquí al lado (en Haití) hay muchísimos niños y si bajamos la guardia dejarán de ser noticia, como pasó con los huracanes. No podemos permitir que se olvide. El pueblo de Haití se merece decidir por sí mismo hacia dónde quiere ir”, dijo el padre de Nick.
Durante todo el proceso de adopción, que ha durado cerca de cuatro años, los niños y sus padres han intercambiado fotografías y en el momento del encuentro se reconocieron sin problemas. “Los hemos visto crecer en foto”, indicó Reyes.
En cuanto a la situación en que estaban los menores tras el terremoto, Márquez reconoció que sintieron angustia por los conatos de violencia que se producían en el país.
“Pero por otro lado teníamos la certeza absoluta de que nuestros hijos estaban perfectamente controlados y su integridad estaba asegurada, no sólo la de nuestros hijos, sino la de todo el orfanato, por parte de la Administración española. Sabíamos que podíamos estar tranquilos”, dijo.
Los padres pidieron que a partir de ahora se respete su intimidad para poder volver a la normalidad y dedicarse a atender a los pequeños adoptados y al resto de sus familias, incluidos los hijos biológicos de varios de ellos.
Los familiares agradecieron las gestiones realizadas al ministerio de Asuntos Exteriores, al Instituto Catalán de la Adopción y el Acogimiento, a su abogada y a los medios de comunicación.
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