Los ministros de Exteriores de China y Rusia, Wang Yi y Serguéi Lavrov, se reunieron este jueves en los márgenes de la reunión de cancilleres del G20 en la isla indonesia de Bali, que se centrará en Ucrania y la crisis mundial alimenticia y económica que ha generado la invasión rusa a ese país.
Wang y Lavrov mantuvieron un encuentro a puerta cerrada en un lugar sin revelar de Nusa Dua (en el este de Bali), según confirmó este jueves el Ministerio de Exteriores chino, suponiendo la segunda reunión entre ambos desde que Rusia comenzara el ataque a Ucrania el 24 de febrero.
La anterior ocurrió a finales de marzo durante una visita del canciller ruso a China, que mantiene su relación estratégica con Moscú y no ha condenado abiertamente la invasión, al contrario que la mayoría de las economías del G20, incluida EEUU, que ha criticado la asistencia de Lavrov a la cita de Bali.
Moscú y Pekín continuarán profundizando su interacción ante los intentos de contención por parte de Estados Unidos, dijo hoy Lavrov durante la reunión con Wang, según declaraciones recogidas por la televisión rusa.
"En el contexto de la línea estratégica de EEUU, consistente en la contención del desarrollo de nuestros países, continuaremos incrementando y ampliando nuestra interacción práctica", señaló el ministro ruso.
Lavrov recordó que los presidentes de ambos países, Vladímir Putin y Xi Jinping, destacaron que las relaciones entre Rusia y China tienen "un enorme potencial".
Por ello, destacó, Moscú y Pekín continuarán desarrollando detalladamente nuevos formatos de cooperación "independientes de los factores negativos externos".
El ministro de Exteriores chino, por su parte, aseguró que ambos países "desarrollan sus relaciones en diferentes direcciones, y pese a las dificultades permanecemos juntos y compartimos el enfoque estratégico".
En su reciente cumbre, la OTAN declaró a Rusia como la principal "amenaza" para su seguridad y se refirió por primera vez a China como un "desafío", al reiterar las acusaciones en contra de Pekín por no condenar la campaña militar rusa en Ucrania.
China pidió a principios de marzo que se respetasen sus "intereses legítimos" y reiteró que se oponía "firmemente" a cualquier tipo de "sanción unilateral" contra Rusia.
Pekín, que se opuso a las sanciones occidentales porque considera que "no ayudan a resolver los problemas sino a crear otros nuevos", avisó entonces que estaba dispuesto a mantener sus intercambios económicos con Moscú.
El pasado 4 de febrero, Putin y Xi proclamaron tras reunirse en Pekín la entrada de las relaciones bilaterales "en una nueva era" y subrayaron el buen estado de los lazos entre los dos países.
Según Pekín, su relación con Moscú es de "socio estratégico", pero esta no comprende "ni la alianza ni la confrontación" ni "apunta a otros países".
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