El distintivo Bandera Azul se ha convertido en el símbolo más reconocible y reconocido por los millones de usuarios de playas y puertos en casi medio centenar de países, así como en un estándar mundial de ecocalidad turística. En contraposición, el informe Banderas Negras que cada año publica la organización Ecologistas en Acción supone una llamada de atención sobre los casos más relevantes de contaminación y mala gestión ambiental de las costas españolas.
La costa onubense no es ajena a esta dicotomía y su litoral puede presumir este verano de lucir 17 banderas azules pero también recibe el tirón de orejas con dos banderas negras, las máximas que concede Ecologistas en Acción a cada provincia.
En el lado positivo, como ya se adelantó en mayo, las playas y puertos onubenses han logrado esta temporada 17 banderas azules, un distintivo más que el año pasado, ya que la playa de Isla Canela (Ayamonte) y La Casita Azul (Isla Cristina) se estrenan este año pero se cae de la lista la playa de Las Dunas de Palos de la Frontera.
Y en el lado negativo, Ecologistas en Acción señala este año dos puntos negros en la provincia: la playa de La Antilla por mala gestión ambiental y la Ría de Huelva por contaminación.
En cuanto a la playa de La Antilla, en Lepe, la organización ecologista señala que “la ocupación indebida, e ilegal en algunos casos, de la playa de La Antilla impide los flujos de arena y la formación natural de frentes dunares, dejándola sin protección ante temporales. Enormes chiringuitos, edificaciones y una carretera invaden el espacio de la playa y la presión continua de actuaciones para defenderlos origina un constante despilfarro de dinero público en realimentaciones de arena, que ha culminado con el proyecto de espigón cuya aprobación se ha anunciado este año, contra toda lógica”.
Sobre la construcción del espigón, alertan de que se ha tramitado “sin tener en cuenta los impactos que generará sobre la zona situada a levante, que corresponde con el espacio protegido Paraje Natural Fecha del Rompido, integrado en la Red Natura 2000”.
Por ello, Ecologistas en Acción propone “la reordenación de los espacios litorales, situando las líneas de dominio público marítimo de acuerdo con la actual realidad y renunciando a soluciones políticas a corto plazo como los espigones, que no sirven más que para generar nuevos y mayores impactos”.
De otro, la organización pone también el acento en la Ría de Huelva, “un espacio donde confluyen una gran cantidad de actividades de riesgo y la destrucción de los espacios marismeños por la acumulación de residuos peligrosos y radiactivos en las balsas de los fosfoyesos generadas por los vertidos de la industria de fertilizantes y en especial por la empresa Fertiberia, que los gestionó”.
A esto añade que “los episodios de vertidos al mar y contaminación atmosférica se producen constantemente, en medio de un creciente trasiego de buques petroleros y metaneros en el puerto exterior, donde se instalan las industrias de almacenamiento y procesado de hidrocarburos y otras sustancias”.
Ante este escenario, Ecologistas propone “una moratoria inmediata a las continuas ampliaciones de almacenamiento de combustibles fósiles” y “la restauración de los espacios marismeños, incluyendo los ocupados por más de cien millones de variados residuos peligrosos que se esconden bajo la denominación de fosfoyesos”.
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