El presidente de Bolivia, Evo Morales, acusó ayer al Servicio Central de Información (CIA) estadounidense de haber apoyado la ola de protestas opositoras de septiembre pasado con la intención de derrocarlo, según informó ayer la agencia estatal ABI.
“Es impresionante cómo se prepararon los racistas, los fascistas para sacarnos (del Gobierno), con participación de la CIA”, dijo Morales durante un acto.
El gobernante boliviano implicó así a la CIA en las protestas de septiembre pasado, en las que opositores de regiones de mayoría autonomistas llegaron a tomar oficinas del Gobierno y que el oficialismo ha calificado de intento de “golpe de Estado civil”.
El momento más crítico de las protestas se produjo en la región de Pando (norte), donde alrededor de 20 personas resultaron muertas en lo que la comisión enviada por la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) calificó de “masacre” de campesinos.
La acusación de Morales es un nuevo episodio de la tensión que ha marcado su relación con EEUU, que este año se vio agravada por la expulsión de Bolivia del embajador estadounidense, Philip Goldberg, al que acusó de conspirar contra él.
Recientemente, el Gobierno de Morales recordó al Gobierno de Washington que la presencia de agentes de la CIA está prohibida en Bolivia.
Además, el presidente boliviano propuso ayer la creación de comisiones de trabajo para poner en marcha un régimen autonómico una vez se apruebe la nueva Constitución.
Morales dijo que su objetivo era “facilitar el camino para implementar las autonomías departamentales una vez aprobada la nueva Constitución”.
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