Empezamos a ver la luz al final del túnel, las enormes ganas de viajar en verano llenan las agencias tras dos años de vacío. Pero, si el pasado verano el COVID-19 condicionaba la
temporada estival, este lo hace el aumento generalizado de los precios.
“Ha subido desde el carburante aéreo como incluso los servicios terrestres, del aeropuerto al hotel”, según Miguel Ángel Campanario de la agencia de viajes Campa Tours. Precios
que están por las nubes. En solo un año, con la subida eléctrica, se ha disparado la oferta hotelera un 25%, los vuelos aéreos ahora cuestan un 50% más.
“He comprado recientemente un vuelo a Turquía y me ha salido mucho más caro que hace seis meses” señala una portuense que ya tiene destino para sus vacaciones.Detrás de esta subida de precios, un detonante claro: el incremento del carburante. “La gasolina está carísima, es para quedarse cerquita. Iré menos a Tarifa este verano” afirmaun ciudadano. Pero, ¿qué pesa más las ganas de viajar o la subida de precios?
“Mi paga no me da para las vacaciones”, apunta una pensionista cuando le preguntamos si este verano irá o no de viaje. Y es que con precios tan caros… A algunos no les queda más remedio que ir, tal y como expresa otro viandante, únicamente “a la piscina, que la tengo a dos metros del salón”.
Por esta razón, muchos optarán por quedarse en Cádiz y, si son afortunados y viven en la provincia de Cádiz, disfrutar de las playas.
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