Andalucía

Juanma Moreno arrasa y logra la mayoría absoluta en Andalucía

El actual presidente de la Junta y candidato del PP con vence a los andaluces y obtiene el respaldo para gobernar en solitario

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  • El actual presidente de la Junta y candidato del PP, Juanma Moreno, sale a celebrar su victoria a las puertas de la sede del partido. -
  • Consolida el cambio de ciclo en Andalucía con 58 escaños, lo que supone 32 parlamentarios más que en 2018
  • Juan Espadas empeora las cifras de Susana Díaz y se queda con 30 escaños
  • Juan Marín dimite tras quedarse Cs sin representación

Un sólo ganador y varios perdedores. Las elecciones andaluzas celebradas el 19 de junio de 2022 serán recordadas por la aplastante victoria de Juanma Moreno.

En menos de cuatro años de gobierno (en coalición con Ciudadanos), el malagueño ha convencido a los andaluces de que es el líder que necesitan.

Gobernará en solitario, con mayoría absoluta. Una sola legislatura le ha servido para doblar sus apoyos y lograr su mayor deseo: gobernar la comunidad más poblada de España sin necesidad de pactos con otros partidos o rivales políticos.

En menos de cuatro años ha desterrado el miedo atávico que en Andalucía se le tenía a la derecha, vapuleada por el centralismo de cuatro décadas de dictadura, y ha relegado al PSOE a un papel de segundón en lo que era su feudo inexpugnable, incluso para aupar a presidentes de España a figuras claves de su historia como Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero o Pedro Sánchez.

Freno a la ultraderecha

Pero no sólo eso, a Juanma Moreno (desde que llegó a la primera línea de la política andaluza insiste en que se le conozca por simplemente "Juanma") le han bastado cuatro años para contener a la ultraderecha, encarnada en Vox, que está resurgiendo en muchas partes de España y del mundo.

Macarena Olona no podrá ofrecer a Juanma Moreno el cargo de vicepresidente en un gobierno comandado por ella, como le prometió en el segundo debate electoral celebrado el pasado lunes.

Ni tan siquiera podrá soñar con condicionar las políticas de la Junta de Andalucía como sí ha conseguido hace Vox en Castilla y León.

Olona no ha logrado alcanzar las altas expectativas que se había marcado su propio partido y apenas ha conseguido mejorar los resultados de 2018 en un par de escaños. Poca caza tras cuatro años en los que Vox ha ganado mucha visibilidad en todos los ámbitos mediáticos.

A la líder de Vox no le quedará otra que resguarse un tiempo en casa (no sabemos si en Salobreña o en Madrid) a lamerse las heridas de la derrota que le ha inflingido Juanma Moreno.

Derrota socialista

No mucho mejor lo pasará el líder del PSOE, Juan Espadas, protagonista del peor resultado de los socialistas de su historia. Sustituyó a Susana Díaz con la esperanza desde las sedes del PSOE en Andalucía (San Vicente) y en España (Ferraz) de que el problema de los socialistas fuera una líder enfrentada a Pedro Sánchez y con una imagen desgastada por estar demasiado relacionada con los gobiernos de Manuel Chaves y José Antonio Griñán, justo en una época en la que estaban siendo enjuiciados y condenados por el caso ERE y sobre cuyos gobiernos se cierne una sombra cada vez más oscura de mala gestión y corrupción.

Pero Espadas no ha podido levantar esa pesada losa. Los andaluces no han percibido una verdadera renovación en el partido en el que tanto confiaron durante tanto tiempo. Quizás porque Espadas no es Pedro Sánchez, prácticamente un desconocido cuando se ofreció a liderar la reconstucción del PSOE nacional.

Espadas, como Moreno le recordó varias veces en los debates, lleva toda su vida en cargos públicos y también tuvo cargos en anteriores gobiernos socialistas. De hecho, abandonó una cómoda Alcaldía en Sevilla, la ciudad más grande de Andalucía, para enfrentarse a la complicada tarea de recuperar la confianza de los andaluces.

Ahora le tocará una menos cómoda labor de líder de la oposición contra un ejecutivo monocolor y con la autoestima en máximos.

Por Andalucía y Adelante Andalucía

El estancamiento de los socialistas podría haber sido aprovechado por los partidos ubicados a su izquierda en el arco parlamentario. Pero tampoco ocurrió.

Tanto Por Andalucía, como su líder Inmaculada Nieto, como Andalucía Adelante, de Teresa Rodríguez, pagaron el sempiterno conflicto de los partidos progresistas, más interesados en autofagocitarse cuando las cosas se le ponen de cara que en limar sus diferencias y presentar un proyecto fuerte y sin fisuras que den confianza a sus electores.

Adelante Andalucía, la marca con la que se presentó en la región el proyecto nacional que encarnaba el Podemos de Pablo Iglesias, se fue desintegrando a medida que avanzaba la legislatura por las peleas entre las distintas facciones que formaban esa coalición de partidos de izquierda.

Rodríguez decidió presentarse con sus propia siglas y el resto de partidos, con Unidas Podemos e Izquierda Unida como máximos representantes, tardaron una eternidad en ponerse de acuerdo para presentar un proyecto común que ilusionase a los ciudadanos que buscan en cada votación un partido de izquierdas en el que depositar su confianza.

Sólo al final del final (literalmente), Por Andalucía nombró a Nieto como su candidata a la presidencia de la Junta. En los debates demostró tener empaque y calma para reunir apoyos en torno a ella, pero evidentemente, a tenor de los resultados, llegó tarde.

Cs: la mayor debacle

Y, finalmente, está el caso de Ciudadanos. Merece su espacio en la historia de este 19-J no por lo conseguido, sino por lo perdido. No se conoce otro caso de un partido que pase de tercera fuerza parlamentaria (21 escaños por los 26 del PP, en 2018) y con relevancia en el gobierno, con carteras de la solvencia de Turismo o Economía, al ostracismo.

Los andaluces no han valorado los esfuerzos de Juan Marín, quien dimitió tras conocerse los resultados, por acreditarse la parte que le corresponde en un gobierno tan bien valorado por los andaluces. La gestión de dos años muy duros de pandemia sin estridencias y estabilidad.

Los andaluces han depositado toda su confianza en Juanma Moreno, el hombre tranquilo. El único vencedor de unas elecciones, que deja una ríada de vencidos a los que podrá ver pasar desde un cómodo sillón en San Telmo. 

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