Un ecosistema repleto de apuntes subrayados, sonrisas de inquietud y charlas entre colegas que son terapia pre y posexamen. El primer día de Selectividad es sinónimo de sentimientos encontrados. Habla la chavalería como el jugador que se presta a la zona mixta después del partido, fatigado y con el nivel de felicidad directamente proporcional al resultado. Así con 8.690 futuros profesores, psicólogas, periodistas o médicos que este martes han comenzado la temida y deseada Selectividad.
Lucía Murillo, del IES Universidad Laboral, quería empezar ya para quitárselo de encima. Estaba hablando con su compañero en ese típico debate de qué puede haber fallado tras el examen de lengua y literatura. Habían repasado “con una lecturilla rápida” antes de entrar. Psicología es la primera opción para Lucía, tras una etapa “estresante” en Bachillerato. Eso sí, su generación se ha librado de los grandes males de la pandemia, que les pilló en cuarto de ESO. La del 2022 es la PEvAU (así se llama ahora) de la normalidad.
“No hubo ningún tipo de incidencia. Solo normalidad. Coordinamos esta PEvAU para toda Andalucía y todo está funcionando bien”, asegura el vicerrector de la UMA, José Francisco Murillo. A las afueras de la Facultad de Medicina deambulan jóvenes repasando, sentados o de pie, riendo, fumando o comiendo. Es la tranquilidad nerviosa, la calma tensa. “Del 1 al 10, me ha salido para un ocho”, dice Paloma Morales, del colegio La Asunción. Iba “súper nerviosa”, como su amiga Marta Navarro, que lamenta que “el tiempo ha sido muy poco para la longitud del examen” de lengua.
El Ministerio de Educación prepara una nueva prueba de Selectividad a partir de 2024 centrada más en la práctica, las ciencias y las matemáticas, aunque el Rector de la UMA, Jose Ángel Narváez, confirma que aún no tiene información sobre el borrador de cómo será.
La Selectividad pasa muy rápido, son tres días y es más tiempo estudiando que otra cosa, defienden. Paloma quiere estudiar derecho y está “muy ilusionada” con entrar en la universidad. “Confiamos en que los cerca de 8.700 estudiantes matriculados se queden en la universidad pública”, es el deseo de José Ángel Narváez, el Rector de la Universidad de Málaga. Pero como en todo lo que tenga exámenes de por medio, donde caben dos no caben tres. “Si las universidades públicas estuvieran bien apoyadas no sería necesario que las universidades privadas vinieran a ocupar ese espacio”, reivindica el Rector.
Para reflexionar
Esa guerra fría entre lo público y lo privado se palpa con sutileza en el ambiente. Basta con preguntar a los protagonistas. A Luis Galán le ha salido el examen “normal” y es el chaval con más tranquilidad a tres kilómetros a la redonda. Va a estudiar en una privada y sabe que va a entrar, saque la nota que saque, en estudios empresariales. Intentará sacar la mejor calificación, pero más por orgullo personal.
Hay de todo en la visión futura de los jóvenes. ¡Sorpresa! También lo de ser funcionario, un tópico en auge. Álvaro Zafra, de El Romeral, suelta la bomba: “La nota no nos importa. Yo lo que quiero es un carguito en la Diputación o en el Ayuntamiento. Y en eso entra cualquiera”.
A Bertiel no le ha parecido difícil, y su compañero celebra que el modelo de examen tipo covid, se haya mantenido como “transición” a la normalidad, como confirmó Narváez. “Ese tipo te da más opciones para elegir. De nueve temas, caen cuatro. Te estudias seis y te aseguras saberte algunos”, cuenta Luis.
El Ministerio de Educación prepara una nueva prueba de Selectividad a partir de 2024 centrada más en la práctica, en las matemáticas, las ciencias y la lectura. “No sabemos nada del nuevo borrador para la próxima Selectividad ni de los pensamientos del Ministerio y de la Junta. Tenemos que hacer un análisis real y mantener la igualdad de oportunidades para todos”, aclara el Rector de la UMA.
El conjunto de universidades andaluzas “intenta dar una oferta coherente y necesaria con la demanda social”, defiende el Rector, pero vuelve a señalar: “Si tuviéramos estructura, estrategia y fondo, ya me gustaría que se quedaran los 8.700 alumnos”.
La dictadura de Primo de Rivera, la guerra de 1898 o el franquismo en Historia, El Árbol de la Ciencia de Pío Baroja o un texto periodístico de Ignacio Hernández han sido los obstáculos a superar en esta prueba de acceso a medio camino entre la pandemia y la vida normal, con sus contradicciones y la incertidumbre que siempre se tiene siendo estudiante y deseando cumplir objetivos. Lo sabrán el 30 de junio.
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