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Patrice Leconte reivindica la calma para disfrutar de su "Maigret"

Retrata avejentado al clásico inspector creado por Georges Simenon, al que da vida Gerard Depardieu

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Patrice Leconte (París, 1947) ha vuelto a las salas después de seis años de no "cuajar" en ningún proyecto de ficción con una delicadísima y elegante historia de asesinatos, donde reivindica la calma de un avejentado comisario Maigret, el clásico de Georges Simenon, que le apasiona desde adolescente.

"Maigret es un personaje que me encanta porque el mundo actual va superrápido, toda la gente está conectada y se comunica, pero no miras a nadie; no te preocupas por los demás y eso me parece muy triste. Aquí él lleva su ritmo -cierto que no es muy frenético- pero tiene un aspecto muy humano que me resulta emocionante", asegura Leconte en una entrevista con Efe.

El veterano director francés, aclamado por cintas como "El marido de la peluquera" (1990) o "La chica del puente" (1999), se ha desplazado a Madrid para apoyar el estreno de la película este fin de semana en las salas españolas.

Se trata de una adaptación muy personal de la novela "Maigret et la jeune morte", que mantiene la atmósfera y el encanto del París de la posguerra, un entorno de diferencias sociales que Simenon retrata a través de los ricos que celebran lujosas fiestas y la vida en precario de algunas jóvenes que huyen de sus pueblos en busca de oportunidades.

La aparición del cadáver de una de estas muchachas, una menor vestida con un impresionante vestido de fiesta y sin ningún tipo de identificación, remueve al viejo comisario que pone en marcha todas sus armas para llegar al final del caso, y hacer justicia.

Maigret no había vuelto al cine desde 1961, explica Leconte, aunque la tele haya hecho muchas -pero muchas, se ríe- versiones de sus casos. Así, tanto el coguionista, Jérôme Tonnerre, como Leconte, decidieron rodar un Maigret "muy personal", un Maigret "al final de su carrera, casi un poco depresivo".

Ahí es donde el polémico Gerard Depardieu, al que pesan demasiado los muchos kilos de más, hace su magia de actor descomunal y aprovecha todo ese deterioro físico, toda esa lentitud de movimientos y su capacidad de "mirar, escuchar y dejar venir, cargado de paciencia", apunta Leconte, para componer un personaje excepcional.

El director, que ya rodó en 1989 "Monsieur Hire" basada en otra novela del mismo autor, dice que no sabe si los jóvenes de hoy conocen o no a Maigret; "tampoco creo que conozcan a Poirot o Sherlock Holmes. Conocen a los superhéroes, seguro, pero me da igual -afirma, resignado-. Lo cierto es que, en Francia, el comisario Maigret es como un sello de calidad".

En su opinión, hay muchas cosas que se están perdiendo por "la velocidad" con la que ahora se vive: "me pregunto si la gente tiene tiempo de enamorarse", ironiza, y cuando se da cuenta de que está sonando a "antes todo era mejor", asegura que no quiere decirlo "porque es una cosa de viejo", pero acaba riéndose: "es que es verdad que antes todo era mejor".

Explica que antes de éste, tuvo cuatro proyectos que "se cayeron". "Resulta difícil hacer cine en Francia, llegué a pensar que había pasado mi tiempo", confiesa.

La realidad es que el cine francés lleva años en crisis, opina, antes de la pandemia. Exagerando, dice, prudente, "es muy fácil hacer pequeñas comedias rápidas, pero eso no me interesa. Lo difícil es hacer una película como ésta".

"Está bien hacer ese cine, es otra opción, pero me pregunto cómo consiguen producir ese tipo de cine. Creo que se puede hacer un cine ambicioso y que siga siendo popular; 'Maigret' no es una película intelectual, de arte y ensayo, no es difícil de entender y es entretenida".

Leconte asegura que no le interesan las polémicas aunque sí sabe que en las redes sociales hubo una campaña para pedir que no fuese la gente a ver al cine a Depardieu a causa de "su amistad deleznable" con Vladimir Putin, explica el director de "Ridículo" (1996).

Y aunque no conocía a Depardieu antes de pedirle que fuera Maigret, Leconte dice que le pidió si podría llamar a Putin y pedirle que parase la invasión de Ucrania, "y él me dijo que iba a llamarle, aunque no sé si llegó a hacerlo", comparte con Efe, muy serio.

Con todo, Leconte solo habla maravillas del actor cuyo especial carácter le ha creado mala fama en los rodajes. "Es un hombre al que le coges muchísimo cariño, con mucho talento, muy divertido, muy risueño y a menudo me emocionó -porque en mis películas soy yo el que hago el encuadre-, y filmar esta gran carcasa rota fue muy emocionante", señala. 

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