En la crispada situación que vive Europa desde 2020, por la pandemia y ahora por la guerra en Ucrania, algunos jefes de Estado han apostado por un mensaje populista crítico no sólo con los valores y políticas de la Unión Europea (UE), sino también con los Gobiernos de sus propios países.
Sin poder ejecutivo y con funciones esencialmente representativas los presidentes de Bulgaria, República Checa y Croacia son ejemplos de elementos que van a contracorriente.
La diplomacia oficial tiene que salir a menudo a apagar los fuegos políticos y sortear crisis por comentarios de unos mandatarios que dan la sorpresa arremetiendo contra la OTAN o la UE, o incluso apoyando a Rusia en el conflicto de Ucrania.
ZORAN MILANOVIC: DE LA TOLERANCIA AL DESVARÍO
Zoran Milanovic llegó a la presidencia de Croacia en 2020 como candidato socialdemócrata, con un mensaje de tolerancia y la promesa de contribuir a que su país estuviera entre la naciones más progresistas.
Una vez en el cargo, el ex primer ministro empezó a causar estupor con sus desenfrenadas ofensas al Gobierno conservador, a ciertos periodistas, a activistas feministas o a líderes de minorías nacionales.
Milanovic culpó de la agresión rusa a Ucrania al presidente estadounidense, Joe Biden, y se opuso a cualquier ampliación de la OTAN, sea a Ucrania o a los países escandinavos.
Para Vesna Pusic, que fue ministra de Exteriores y primera vicepresidenta del gobierno liderado por Milanovic entre 2011 y 2016, "sus posturas están fuera de lo comprensible y racional".
El presidente suscitó protestas al comparar el Gobierno austríaco con el régimen nazi por introducir la vacuna obligatoria contra la covid.
Además, sugirió que los ciudadanos de la vecina Bosnia-Herzegovina deberían "usar más jabón" y calificó a Ucrania como uno de los países "más corruptos en el mundo".
En reiteradas ocasiones, el Gobierno, liderado por el conservador Andrej Plenkovic, se ha tenido que distanciar, cuando no disculpar, por las manifestaciones del jefe del Estado.
"Traidor, ladrón, sucio agente", son algunos de los calificativos que lanzó Milanovic contra el primer ministro.
Milanovic ha anunciado que hará todo lo posible para impedir la entrada de Finlandia y Suecia en la OTAN si Bosnia no adapta su ley electoral a las exigencias de los nacionalistas croatabosnios.
"Croacia ahora tiene dos políticas exteriores opuestas" y un "estado de guerra" interno, opina Andjelko Milardovic, jefe del Instituto de Estudios Europeos de Zagreb.
RUMEN RADEV: UN PRORRUSO PRESIDE BULGARIA
"No tengo ninguna experiencia política. Por eso tengo la oportunidad de hacer pedazos el 'statu quo' político", afirmó Rumen Radev en 2016, cuando se presentó a la presidencia de Bulgaria.
La apuesta le funcionó. Ahora, en medio de su segundo mandato, es el político más popular, con una cuota de confianza superior al 58 %.
Radev nunca ha ocultado sus simpatías por Rusia, ni siquiera tras su anexión de la península ucraniana de Crimea en 2014.
"La realidad muestra que sobre la península (de Crimea) ondea la bandera rusa y debemos aceptar esta realidad", manifestó entonces.
Para este antiguo piloto de las Fuerzas Armadas, cuyo comandante en jefe es hoy, la pertenencia de su país a la UE y la OTAN "no significa que deba considerar a Rusia como enemigo".
Radev se opone al envío de armas a Ucrania por considerar que contribuye a prolongar la guerra y provocará "la autodestrucción económica de Europa".
Incluso la oferta del primer ministro, el europeísta Kiril Petkov, de reparar de material bélico dañado en Ucrania, fue criticada por Radev como un "paso peligroso hacia la participación de Bulgaria en la guerra".
Además, califica de"ajenas" a las fuerzas de la OTAN, razón por la que rechaza su despliegue en suelo búlgaro.
Para el politólogo Dmitar Mitev, las posturas de Radev confirman los rumores de que su candidatura estuvo apoyada por los servicios secretos rusos.
"La guerra en Ucrania hizo que se cayera la máscara tras años de intentos de encubrimiento", dejando al descubierto "quién sirve a los intereses rusos" en Bulgaria, dice Mitev a Efe.
En cambio, el sociólogo Parvan Simeonov cree que Radev solo actúa en sintonía con la población, pues "refleja la opinión pública predominante en Bulgaria".
MILOS ZEMAN: UN PORRUSO DECEPCIONADO
El socialdemócrata Milos Zeman, de 77 años, agota su segundo mandato como presidente de la República Checa tras una década en la que criticó a la UE y abogó por una "diplomacia económica" con Moscú y Pekín, lo que le llevó a chocar con la clase política de su país.
La guerra de Ucrania ha cambiado, sin embargo, su retórica y lo ha convertido en un ferviente defensor del apoyo checo a Kiev.
"Creo que fue realmente humillado por la invasión y por todas las atrocidades (perpetradas por los rusos)", explica a Efe el comentarista Jiri Pehe, director de la New York University Prague.
"Sus posiciones prorrusas antes del 24 de febrero (comienzo de la invasión) fracasaron, y su concepto de la República Checa como puente entre Occidente y el Este ha sucumbido", señala.
En el país excomunista, que vivió en 1968 una invasión soviética, los servicios de inteligencia alertaron durante años sobre amenazas híbridas de Rusia y China.
El presidente criticó con frecuencia estas alertas y tildó de "amateurismo" el trabajo del contraespionaje checo.
En 2014, Zeman justificó la anexión ilegal de Crimea por parte de Rusia como algo "inevitable".
Notorias son además sus críticas al Islám y al multiculturalismo, tras afirmar durante la crisis migratoria de 2015/16 que integrar a los musulmanes en Europa es "virtualmente imposible", y que para mantener a los islamistas lejos de las fronteras había que unir fuerzas con el régimen sirio.
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