"En Jerez hay dos Carrefour,¿ no? Nos quedamos en el Hotel Ibis, que está al lado de uno de ellos, pero no es este...”. Rosa y Carlos además de “reventados” tras recorrer en moto los 975 kilómetros que separan el País Vasco de esta ciudad, están despistados. Acaban de llegar y aparcar su moto en la Avenida de Europa, junto a El Motorista, parada obligada de los aficionados. “No puedo casi ni hablar y lo que estoy deseando es llegar al hotel y descansar un poco”, cuenta a Viva Jerez. Para Rosa es su primera vez, para él su segunda en 20 años. Ambos tenían claro que no podían perderse la primera edición de MotoGP tras la pandemia con el retorno de los moteros. El viaje ha sido largo, “la primera parte lo hicimos lloviendo”, señalan.
Salieron el jueves a las diez y media de la mañana y tras hacer noche en Mérida, llegaban a la Catedral del Motociclismo sobre las doce y media del mediodía. Lo importante es que ya estaban en Jerez con un fin de semana por delante para no perderse nada. Son como unas vacaciones, un poco cortas y costosas -han pagado 580 euros para dos noches- pero están seguros de que les merecerá la pena. “Venimos un poco a la aventura, vamos a ver el ambiente y a disfrutar de las carreras”, explican, tras reconocer que no están acostumbrados a cruzarse el país en moto. “Solemos ir al Gran Premio de Aragón, que nos pilla a cuatro horas”.
Frente a esta pareja, Javier y Alberto, dos amigos de Salamanca, de unos 50 años, hablaban por el teléfono ultimando dónde se ven con el resto. Lo que tienen claro es que no faltarán “paseítos por la playa”, no saben si en Valdelagrana o Sanlúcar, y que el arroz con bogavante tiene que caer un día y otro las tortillitas de camarones de la Capital Española de la Gastronomía 2022. Son veteranos. Llevan 20 años sin perderse un Mundial de MotoGP, por eso “hemos llevado fatal” no poder hacer la ruta de 550 kilómetros y cuatro horas hasta llegar a Jerez que aguardaban cada año por estas fechas. Una tradición que 2020 cortó de raíz.
“Es que ha sido malo para todos: para el circuito, para el deporte, para las concentraciones de motos; así que ahora que nos han dejado entrar, lo que queremos es disfrutar”. Ellos sí han tenido un buen viaje y este fin de semana estaban “deseando rodar” y regresar “bien”. Vienen de ver los entrenamientos y auguran “llenazo” para este domingo en el trazado de velocidad. También estarán. Para ellos, a diferencia de otros aficionados, es imprescindible venir a Jerez a los entrenamientos y las carreras del domingo, y paralelamente disfrutar de una provincia que les fascina. “Es una zona muy especial y tanto Jerez como los pueblos de su alrededor necesitaban ya este ambiente del Gran Premio”.
Ellos se alojan en el céntrico hotel Los Jándalos de El Puerto de Santa María, donde “nos hacen precio”, que en su caso se traduce en tres noches con desayunos 540 euros. Volviendo al ambiente, reconocen que no volverían al “desmadre terrible” y los “porrazos” que hace más de una década se vivía en la Avenida Álvaro Domecq, donde fueron testigos incluso de la quema de motos. “Era lógico que se frenara eso. Ahora es un ambiente controlado con la Policía municipal. Que sí -continúa diciendo- que hacen caballitos y otras tonterías pero no es como antes”, apuntan. Llegados a este punto reivindican el comportamiento del motero frente a actuaciones incívicas y que pongan en peligro a los demás. “Las motos pequeñas y las quads tienen mucho peligro; eso no son moteros; lo único que hace es ruido y hacer el tonto”.
Jorge y Raquel son de La Línea y desde el jueves tienen aparcada su autocaravana en El Puerto de Santa María. Allí tienen su centro de operaciones, que además comparten con su grupo de amigos. “Tenemos un remolque en el que hemos traído las motos de otros compañeros para que cuando terminen de trabajar se unan. Nosotros también hicimos lo mismo estos primeros días”, señalan. La suya es una forma económica de vivir el Mundial y estar en el foco del ambiente. Tras“muchos años” viniendo a Jerez pero tras el parón obligado por la pandemia llevan desde la noche del jueves notando la “euforia” de la gente. “El jueves por la noche en El Puerto fue espectacular. Otros años los jueves no había tanto ambiente, pero este año desde el jueves los bares estaban llenos”.
Fieles a su cita con Jerez
Ellos el año pasado por fidelidad a la cita con las dos ruedas vinieron a Jerez. Después de tantos años repitiendo no se hallaban quedándose en casa. “Vinimos para ir probando, teníamos muchas ganas. Es que yo desde que tengo carné de conducir vengo a Jerez, y en moto desde me la pude comprar hace cinco años”, reconoce Raquel, que está impaciente por volver a animar a lospilotos en el circuito este domingo. Si pueden, repetirán la hazaña rumbo a Chester. “Ya si Dios quiere, este año toca. Estamos locos por ir”.
José Luis nació en Jerez pero lleva muchos años viviendo en Málaga. A él el romanticismo también le hizo venir a Jerez con sus hijos coincidiendo con el fin de semana en el que se celebraban las carreras a puerta cerrada en el Gran Premio de 2022. “Es que llevo viniendo desde que se inauguró el Circuito prácticamente, tenía que estar”. Él es de los que tiene la suerte de tener a la familia cerca, en este caso en El Puerto, donde se aloja todos los años con un primo, aunque no está ajeno al precio de los hoteles. “Este año el más barato está a 500 euros el fin de semana, creo que se ha pasado todo el mundo y más después de lo que hemos vivido y de dos años sin venir”.
Rosa y Carlos. País Vasco: “Venimos a la aventura. Queremos ver todo el ambiente”
Son muchos los aficionados que se cruzan todo el país, ya llueva o haga sol, para vivir en primera persona el Mundial de MotoGP. Ese ha sido el caso de Rosa y Carlos, un matrimonio del País Vasco que se ha recorrido casi 1.000 kilómetros en moto. Les hacía especial ilusión conocer Chipiona, “es muy conocida fuera”, comentan, y “ver todo el ambiente “ que deja el Gran Premio a su paso por Jerez y la provincia de Cádiz.
Javier y Alberto. Salamanca: “Los de las motos pequeñas y quads no son moteros”
Javier y Alberto llevan dos décadas sin perderse las carreras de MotoGP en el Circuito. Han vivido toda la evolución de la movida, sus altibajos y las restricciones de tráfico a los moteros después de una edición negra por los accidentes. Si echan la vista atrás, se quedan con la situación actual, lejos del ruido y las situacioes poco ejemplares de “las motos pequeñas y las quads”. “Esos no son moteros”.
Jorge y Raquel. La Línea: “El ambiente ha sido espectacular. La gente está eufórica”
Aunque Jorge y Raquel, moteros de La Línea, llevan “muchos años” viniendo a Jerez, nunca han visto a la gente tan “eufórica” como este año desde la noche del jueves. “El ambiente ha sido espectacular, la gente está eufórica”. “Teníamos todos muchas ganas de rodar, y por fin estamos aquí”. En su caso, piensan repetir en Chester, Valencia, si todo va según lo previsto. “Estamos locos por ir. Este año ya toca”.
José Luis, Belén y Gonzalo. Málaga y El Puerto: “En El Puerto y Chipiona la Policía es más flexible”
La ruta de José Luis, Belén y Gonzalo toca toda la provincia, peso especialmente El Puerto, Chipiona y Jerez, aunque el ambiente en esta última cada vez les convence menos por culpa de las fuerzas de seguridad, cuyos controles consideran “excesivos”. “En El Puerto y Chipiona la Policía es más flexible. “El desmadre estaba controlado; creemos que al final los provocas más si no le dejas hacer casi nada (al motero)”.
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