Ha sido Marisa Paredes, compañera, amiga y 'devota' de Juan Diego la que ha resumido en un gesto la despedida al actor, fallecido ayer en Madrid: el puño en alto, la sonrisa en los labios, el orgullo de haberle conocido y el recuerdo de los maravillosos momentos vividos con él, dentro y fuera del escenario.
"Ha sido una suerte trabajar con él, vivir con él, también en su lucha por nuestras reivindicaciones. Era un tipo magnífico, maestro de la vida, pero sobre todo, del compromiso", ha señalado la actriz, una de las últimas amigas del artista en llegar a la capilla ardiente que el Teatro Español acogió con un escenario lleno de flores y una pantalla gigante donde se proyectaban continuamente imágenes suyas.
Antes de cerrar las puertas, la cantaora Estrella Morente le ha dedicado al féretro, en un impresionante momento de emoción contenida, una toná de un poema de Lorca sobre la guitarra: "Empieza el llanto de la guitarra, llora monótona como llora el agua, es imposible callarla".
Hubo varios minutos de aplausos para despedir al féretro, con cientos de personas, gente de la calle sobre todo, que no se querían ir, mientras seguía la vida alrededor, en las soleadas terrazas de la Plaza de Santa Ana, donde tantas veces salió del teatro el actor para tomarse unas cañas con quien hubiera.
Entre los asistentes había decenas de amigos, actores, productores, colegas del sindicato, jóvenes de Podemos, periodistas que igual cubrían el evento que se emocionaban, sus "hijos y nietos", como decía Juan Echanove, inmenso en un dolor que no ha escondido mientras recordaba al amigo.
"Cada cosa que veo, que toco, el aire que respiro y sobre todo en estos días el recuerdo es tan vívido que no me valen sus películas", decía Echanove: "Soy actor gracias a Juan Diego, gracias a eso vivo y ahora que no está voy a seguir entrando en los teatros con la dignidad que él me enseñó".
Rodeando el ataúd, coronas enviadas por los hermanos Almodóvar, con quienes trabajó en "Jamón, jamón", por sus compañeros de "Los hombres de Paco", la Fundación Abogados de Atocha, su pueblo natal, Bormujos (Sevilla) o AISGE, entre otras.
Y su público. Personas anónimas que le llevaban flores blancas y rosas y claveles rojos, algunos ataviados con el pañuelo de la República, han despedido al actor, que será incinerado esta tarde en El Escorial (Madrid) en estricta intimidad, ha señalado su hijo Adán.
"Estamos muy orgullosos de la carrera de mi padre, como profesional y ciudadano", ha añadido, agradeciendo elegantemente la cobertura respetuosa de los medios informando a "a los que le admiraban y a los que no tanto" de la muerte de su padre, y ha asegurado que este homenaje le hubiera gustado porque era "una persona muy unida a su profesión".
Juan Diego falleció ayer a los 79 años a consecuencia de una insuficiencia respiratoria tras varias "enfermedades que se van complicando", según ha detallado su hijo.
Grandes actores, algunos viejos compañeros de lucha, como Ana Belén y Víctor Manuel, o Imanol Arias, junto a Gabino Diego, Eduard Fernández, Manolo Sólo, Emilio Gutierrez Caba o Carmelo Gómez, han acudido a lo largo de la mañana al Teatro Español, y casi todos han repetido el mismo calificativo: íntegro.
Maestro con un compromiso profesional a prueba de bombas, y de 'grises', su generosidad y su activismo político han marcado generaciones y han servido para crear escuela y conseguir derechos. Una herencia, decía a Efe Sergio Villanueva, su "ahijado" (y de José García Sánchez, su amigo del alma, incapaz de venir a despedirse) que ya ningún intérprete o director va a ser capaz de transmitir.
"Ya no habrá padrinos, ya no podremos enseñar como ellos hicieron con nosotros. Con la generación de Juanito se muere el estilo generoso de entender y transmitir la profesión", ha dicho el actor y dramaturgo.
Gabino Diego, que trabajo con él en cintas inolvidables como "El rey pasmado" o "El viaje a ninguna parte", destacó que "era un amigo, un compañero, un gran actor, una persona muy generosa" y un "maestro para todos". El 'rey pasmado' se despedirá del padre Villaescusa dedicándole su próxima función en el teatro.
Ana Belén y Víctor Manuel han permanecido casi dos horas en la capilla ardiente pero se marcharon sin hacer declaraciones, al igual que Imanol Arias, quien lo sustituyó en su última obra de teatro, "El coronel no tiene quien le escriba", antes de retirarse de los escenarios por recomendación médica.
Carmelo Gómez ha dicho que le recordará con alegría. "Es un grandísimo actor, el más grande que yo he conocido, el actor se hace en el escenario y él en el escenario y delante de la cámara era lo más grande que había".
Gutiérrez Caba, muy emocionado, fue compañero de cine y televisión de Juan Diego, con quien además tuvo una compañía de teatro durante dos años. "Decirle adiós, siempre es un poco decirse adiós a uno mismo", ha dicho.
"Fue un referente de izquierdas muy importante", que tras su paso por Argentina en los 70 tuvo un fuerte activismo político en la Transición.
Precisamente, una pareja argentina, el actor Emilio Rossomando y la formadora de voz de actores Alicia Maggi, han comentado con Efe tras visitar la capilla ardiente la devoción que allí se tiene por este actor, maestro también de la declamación. "Era grandísimo, en él se unía la ética y la profesión", ha afirmado Rossomando.
Unai Sordo, líder de Comisiones Obreras, ha presumido de que Juan Diego siempre hizo gala de su afiliación sindical. "Se va una persona muy relevante que representa a una generación de artistas comprometidos con la sociedad en la que vivieron", ha dicho.
Eduard Fernández, Manolo Solo o María José Goyanes son otros de los compañeros de profesión que han visitado la capilla ardiente, además del presidente de la Academia de Cine, Mariano Barroso.
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