La muerte del arzobispo emérito de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo, ha vestido de luto Sevilla, una ciudad que ha lamentado una “irreparable” pérdida del que fuera el padre de la iglesia de la provincia durante casi tres décadas, 27 años en concreto, caracterizado siempre por si cordialidad, por su jovialidad franciscana y por su carácter dialogante, que le valió siempre el respeto y el cariño no sólo de los feligreses, sino de la sociedad en general y muy especialmente del mundo cofrade, que ha llorado su pérdida con numerosas muestras de cariño.
Carlos Amigo Vallejo fallecía la mañana de este miércoles a los 87 años por una insuficiencia cardíaca en el hospital de Guadalajara, donde había sido intervenido quirúrgicamente en los pulmones el pasado lunes, como consecuencia de una dolencia que se sumó a una operación de cadera en febrero. Hasta allí se desplazaba el actual arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, quien estos días ha dado puntual detalle de su estado y quien anunciaba el empeoramiento de su estado de salud.
Monseñor José Ángel Saiz calificaba a Carlos Amigo Vallejo, a través de un vídeo, de hombre “espiritual, pero a la vez muy humano, muy cercano y misericordioso”. Un hombre -ha dicho- que “se hacía cargo de las situaciones de las personas, de los grupos, de las realidades con las que él debía trabajar pastoralmente. Un hombre que tenía siempre una palabra de alivio, una palabra adecuada, de consuelo”.
El prelado destacaba la jovialidad y alegría del cardenal arzobispo emérito, así como su inquietud por el diálogo “interreligioso, interconfesional, en el seno de la Iglesia y en la sociedad” en general, además de su trabajo con las parroquias, con los movimientos y realidades de la Iglesia y con las hermandades y cofradías “que tanto lo quieren a él también”.
“Ha completado su peregrinación aquí en la Tierra con entrega, con generosidad y dando un fruto abundante”, decía para invitar a los sevillanos a darle la última despedida a Carlos Amigo Vallejo, cuya capilla ardiente ha quedado instalada en el Salón del Trono del Arzobispado, que estará abierta jueves y viernes, tras celebrarse una eucaristía en la capilla para sus familiares y la Curia diocesana presidida por monseñor Saiz Meneses.
Ya el sábado, a las 11,30 horas, la Catedral de Sevilla acogerá la misa exequial en el Altar del Jubileo, a donde será trasladado desde la capilla ardiente por la calle cardenal Amigo Vallejo, Alemanes, Avenida de la Constitución y entrada por la Puerta de la Asunción. Tras la misa se procederá a la inhumación de sus restos en la capilla de San Pablo de la Catedral, que se encuentra entre la Capilla Real y la Puerta de Campanillas.
Muestras de condolencia
Las muestras de condolencia comenzaron a llegar segundos después de que el consejo de hermandades y cofradías hiciera público su fallecimiento y a las pocas horas el alcalde de Sevilla, tras escuchar a los portavoces municipales, decretaba un día de luto oficial en la ciudad, donde sus banderas ondearán a media asta desde el mediodía de este jueves.
Según el Consistorio, Amigo Vallejo ha sido “querido en todos los barrios de la ciudad, apreciado por las hermandades y cofradías, respetado por los representantes de la ciudadanía en las instituciones públicas, y siempre activo luchador en favor de las personas más desfavorecidas. El hecho ha causado un inmenso dolor en la ciudad”.
Profundo pesar ha dejado este fallecimiento en el mundo de las cofradías y hermandades, que a lo largo de toda la jornada dejaron numerosas muestras de pesar y recuerdos hacia la figura de Amigo Vallejo y el respaldo que dio a cada una de ellas.
En su nombre, el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Francisco Vélez de Luna, expresaba su más profundo pésame con esta frase: “Se nos ha ido el que sin duda ha sido el hermano mayor de todas las hermandades de Sevilla”.
Vélez de Luna se mostraba “consternado” por la noticia de la muerte del arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo. “Lloramos su muerte”, apuntaba, recordando su labor con las hermandades de la ciudad y que siempre será, como él también decía, “el hermano mayor de todas las hermandades”. Además, añadía que, aunque suene a tópico, la muerte del cardenal es una “pérdida irreparable”.
El cardenal Carlos Amigo Vallejo
Carlos Amigo fue nombrado arzobispo de Sevilla en 1982 y desde 2009 es arzobispo emérito de esta ciudad.
Nacido en Medina de Rioseco (Valladolid), el 23 de agosto de 1934, comenzó los estudios de Medicina en la Facultad de Valladolid, pero pronto los abandonó para ingresar en el noviciado de la Orden de Hermanos Menores franciscanos.
Tras ordenarse sacerdote, estudió Filosofía en Roma y, una vez destinado a Madrid, compaginó los estudios de Psicología en la Universidad central con el profesorado en centros de educación especial.
En 1970 fue nombrado provincial de la Provincia Franciscana de Santiago y en 1973 arzobispo de Tánger.
En febrero de 1976, en Trípoli (Libia), Amigo participó como miembro de la delegación de la Santa Sede en el Seminario de diálogo Islamo-Cristiano, patrocinado por el Secretariado Pontificio para los no cristianos y la República Árabe de Libia.
Un año más tarde asistió al Sínodo de los Obispos como delegado de los obispos de la Conferencia Episcopal del Norte de África.
En octubre de 1983 participó en el Sínodo de los Obispos como miembro designado por el Papa y en 1984 fue nombrado presidente de la Comisión Episcopal para el V Centenario de la Evangelización de América.
Es miembro de las Academias de Buenas Letras, Medicina y Bellas Artes de Sevilla y ha participado en numerosos congresos y semanas de estudio.
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