El Loco de la salina

San Antón y sus animales

El próximo domingo día 17 la gente irá al parque a celebrar el día de San Antón con sus perros sabiendo muy poquito de la vida de este hombre. Como vivió 105 años, resulta complicado resumir aquí la cantidad de cosas que le pasaron, aunque se puede intentar. El tiempo ha ido mezclando la realidad y la leyenda hasta tal punto, que hay que tener muy buenas tragaderas para asimilar determinadas cosas. Todo esto sumado al enfermizo interés de algunos que ven milagros por todas partes, cuando lo milagroso de verdad es que el Jerez se mantenga en la categoría.



San Antón (Antonio Abad para los amigos) nació en el alto Egipto el año 251 de nuestra era y murió, en contra de su voluntad, precisamente el 17 de enero del 356. A los 20 años vendió todo lo que tenía, se lo dio a los pobres y se retiró a vivir a una comunidad local, durmiendo en un sepulcro, sin que le entrara por la noche un ligero repeluco por el cuerpo. Después se retiró al desierto viviendo en absoluta soledad y allí lo asaltaron las tentaciones poniéndolo el demonio a caldo y a prueba. Queda por comprobar cómo fue venciendo las tentaciones. Fue éste un tema favorito de pintores famosos, como El Bosco, Zurbarán….Dicen que fue el fundador de la tradición monacal y que, aunque muchos quisieron permanecer a su lado, a él lo que le tiraba era el monte. Cuenta Jerónimo de Estridón que San Antón iba a visitar a Pablo, el Simple, a quien un cuervo le suministraba diariamente una hogaza de pan y que, cuando llegó San Antón, el cuervo lo recibió llevando en su pico dos hogazas. Me imagino que sería una para cada uno. Si cuela, cuela. Y por si faltara poco un día se le acercó una jabalina con sus jabatos, que estaban ciegos, en actitud de súplica. San Antón los curó y desde entonces la jabalina no se separó de él defendiéndolo de las alimañas. Hay amores que matan. Como ven, se van acumulando los distintos animales que llenaron la vida de este hombre. En la teología el hecho de colocar animales junto a la figura de un cristiano significaba que esa persona había entrado en el cielo, puesto que dominaba la creación. Además, como el cerdo era tenido como animal impuro, de ahí que a San Antón se le suele colocar un cerdo a sus pies, puesto que venció la impureza cuando lo de las tentaciones de marras. En la Edad Media la cosa estaba muy cortita y para mantener los hospitales soltaban a los animales y para que la gente no se los apropiara se ponían bajo el patrocinio del famoso San Antón, por lo que su fama iba a más. Cuando San Antón murió, quiso que sus agotados restos reposaran en una tumba anónima (auténtica manía lo de reposar en una tumba), pero ni por esas, porque sus reliquias fueron danzando de un sitio para otro durante muchos años.

De modo que, cuando lleve su perrito al parque, si lo lleva, póngale un chubasquero y piense que San Antón no tenía la exclusiva de los perros, sino que terminó siendo patrón de los amputados, de los animales, de los tejedores de cestas, de los fabricantes de cepillos, de los carniceros, de los enterradores, de los ermitaños, de los monjes, de los porquerizos y los afectados de eczema, epilepsia, ergotismo, erisipela y enfermedades de la piel en general. A bote pronto parece mucho trabajo para uno solo y sin cobrar dietas.

En todo caso, quiero felicitar a la Delegación Municipal de Desarrollo Sostenible, porque dice que va a repartir bolsas para recoger las cagadas de los perros. Es una medida sostenible muy acertada, aunque muchos no tienen idea ni de la existencia sostenible de esas bolsas ni mucho menos de cómo se sostienen debajo del culito del perro.

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